Esta noche me tiembla el alma.
No entiendo a este pueblo con el que me ha tocado participar de la misma tierra ¡No lo entiendo…! Gentes con las que incluso, a veces, comparto risas y lamentos, se descubren ante mí como seres extraños de otro planeta ¿Tan difícil es hacerle un huequito a la esperanza? ¡Solo un huequito, una cuna aunque sea de escarcha!
Estoy estremecida por el ruido de los helicópteros que han estado toda la tarde sobrevolando mi cabeza, como una corona de espinas que me recordaba constantemente que muchos (porque eran muchos…) de los habitantes de ésta España nuestra (les guste o no es «nuestra». De otros también, que no son ellos…), estaban vociferando en la calle siguiendo el silbido del gañán, que bajo la excusa de guarecerlos en un aprisco a resguardo de la nieve que abriga las semillas, les conduce a una muerte segura después de engordarlos.
Para que se elige un gobierno en las urnas…? ¿Para que se apoya a una oposición…? Se supone que se trata de dar un voto de confianza a unos y a otros ¿no…?. Si cada uno de los ciudadanos estuviese convencido de su propia preparación política no delegaría en ellos, sino que formaría parte de las listas electorales, digo yo. Sin embargo las masas no me duelen, me asustan pero no me duelen. Pero no soporto la soberbia insufrible de los políticos que «no dudan»; la altanería de los que manipulan su propia mentira queriéndola convirtir en la verdad de todos, para su propia utilidad. Esa, me machaca el alma.

¿ A quien se le puede pasar por la cabeza que la decisión de trasladar a De Juana Chaos se ha tomado a la hora del vermú, en torno a una mesa con taquitos de jamón y botella de Rioja, contando chistes alusivos al frenillo de Rajoy…?. Esta noche más que nunca me alegro de ser una españolita «de a pié». De llamarme Berlín y no Rubalcaba ni Zapatero, porque ha tenido que ser ¡bien duro! decidir meterse en la boca del lobo (cueva, que probablemente les va a costar la próxima legislatura ) por cordura, por responsabilidad y por prudencia!. No estamos hablando de la mejora de la red de carreteras, ni de la ampliación de la M30. Estamos hablando de intentar cortar un transvase de sangre, que lleva perdiendo líquido por las heridas de unas tuberías demasiado viejas como para seguir soportando tamaña presión ¿Tan difícil es situarse en el siglo XXI y olvidarse ya de los torneos medievales…?

Me han llamado roja y no me importa, porque lo soy. Yo nací en una cama abrigada y mis padres eran de derechas ¡bien de derechas!, pero mamé la solidaridad, la tolerancia y el derecho a la convivencia. De ellos aprendí a diferenciar la dignidad del orgullo y pude elegir. Agradezco y valoro infinitamente la posibilidad que me transmitieron de pensar. Porque a pensar se enseña y se aprende, es una cuestión de actitud. Menos mal que éstos no piensan… ¿Cómo lo llevarían si fueran conscientes de que tienen el corazón a la izquierda y la sangre roja…? Capaces serían de sacarse a sí mismos las entrañas.

Toda la tarde he estado gritando, como Miguel: ¡dejádme la esperanza…, dejádme la esperanza! y me enorgullece no poder dormir ahora. Solo los terroristas camuflados y los sin camuflar, lo harán ??a la bartola? (esta noche las churras y las merinas comparten pesebre).
Dormir hoy tranquilamente sería un contradiós.

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