Ellen Goodman

Premio Pulitzer al comentario periodístico.

 

Sobre Goodman

Sus columnas, ahora en radiocable.com

Otros columnistas del WP

 

   

Ellen Goodman – Boston. Hay que reconocer el mérito de Sarah Palin. No me refiero a que haya que regalarle la nominación en 2012. Tampoco tiene que regalarle los 24,64 dólares que yo pagué por ??Going Rogue.?

Pero hay que dar al César lo que es del César. ¿Se acuerda allá por la década de los 90 cuando Hillary Clinton se describía a sí misma como el test de Rorschach de la opinión que tenía la gente del movimiento feminista? Palin se ha convertido en la prueba más reciente del cambiante denominador común y las líneas de fractura existentes entre el movimiento feminista y la rivalidad entre hermanas.

Ha sido así desde que los Palintólogos la descubrieran en Alaska y la metieran en la lista nacional del Partido Republicano. Ella aportó palabras de recriminación al conservadurismo: «A muchos críticos que dicen que una mujer no puede pensar y trabajar y educar un hijo al mismo tiempo, no gustaría simplemente devolver a los Neandertales a la caverna.»

El Partido Republicano lleva décadas hibernando en esa cueva. Pero la ex gobernadora aficionada a la caza y madre de cinco hijos hizo políticamente incorrecto que el colectivo de «los valores familiares» criticara a las madres trabajadoras. Ella creó una zona desmilitarizada en los enfrentamientos ideológicos. Las mujeres Republicanas podían jugar con las Blackberry y dar el pecho. ¡Podían hacerlo todo!

Publicidad

Al mismo tiempo, su presencia en la lista nacional tras la derrota de Clinton cuestionaba la cómoda noción sostenida en el cantón de Hillary de que votar a una mujer era un acto feminista en sí mismo. Especialmente si la candidata es una conservadora contraria al aborto.

Ahora tenemos el bibliobús de la rebelde, protagonizado por Sarah al mismo tiempo que critica a los McCainitas y a los medios. Sus recuerdos de la campaña encajan en la definición del Alzheimer político: lo ha olvidado todo menos el rencor.

No obstante, la fotografía en la portada de Newsweek de la ex candidata a la vicepresidencia de corto — tomada originalmente para Runner??s World — es deliberadamente lo bastante jugosa para provocar dolores a su primer contrincante. Whoopi Goldberg, que no es ninguna Palinófila, vio sexista la fotografía.

Al mismo tiempo, hasta las mujeres cansadas de tener que estar marcadamente sobrecualificadas para ganar pierden el entusiasmo a causa de una celebridad metida a político que sigue sin admitir que estaba totalmente falta de cualificación.

Los tramos más auténticos del libro no son los de Palin la rebelde sino los de hija y madre. Y después hay una serie de comentarios sacados directamente de los archivos de la mala leche.

«Soy un producto del acceso igualitario a la educación,» escribe. «Fui beneficiaria directa de la iniciativa de la igualdad de la mujer. »

Da instrucciones a gritos a Gerry Ferraro y extiende una invitación a tomar café a Hillary Clinton. A continuación manifiesta sus respetos a las madres fundadoras: «Encaramada a los hombros de las mujeres que tuvieron que librar largas batallas por cosas como la igualdad salarial y el acceso igualitario, crecí sabiendo que podía ser cualquier cosa que quisiera.»

Vaya con Nellie. O más bien, vaya con Sarah. Hay un aire de exceso de autoestima. La idea de que se puede ser cualquier cosa que se quiera no equivale a que se esté preparada para ser vicepresidenta porque «conozco la historia del conflicto de Irak en la misma medida en la que la conocían la mayoría de los estadounidenses.» Este ratón de biblioteca se quedó con el mensaje sin entrar en el significado.

Palin repite el lema del viejo movimiento de que «no hay mejor entrenamiento para la política que la maternidad.» Es algo divertido comparar a los políticos con niños que se pelean. Otra cosa más seria es creer que cualquiera puede pasar de ser profesora de guardería a jefa del ejecutivo. (Nota a la ex gobernadora: las verdaderas madres no dimiten.)

Sarah la Barracuda cogió el testigo del movimiento feminista, pero no captó el mensaje que le pasaban. En algún momento recuerda pensar «¿sabes qué podría valerme? Una esposa.? Era un discurso encantador de los 70. Pero como político de este siglo, ella no ofrece ninguna política que ayude a las madres trabajadoras aparte de ??el marido y Dios pone lo demás.?

«Going Rogue» es una reflexión corta y una autorreflexión larga en cuanto a actitud, incluyendo la culpa. Pero la autora es también el rostro femenino del Partido Republicano. Liz Cheney llega a decir que «sería claramente sexista decir que no es una candidata seria.»

Más de la mitad de los Republicanos piensan que Palin tiene cualidades para ser Presidenta. Bueno, el libro incluye una transcripción de un concurso de belleza celebrado en la década de los 80 del que Sarah la Barracuda fue aspirante. Preguntada si votaría a una candidata a la presidencia o la vicepresidencia simplemente por ser mujer, Palin respondía, «No, no votaría a alguien simplemente por ser mujer.? Palabra de Sarah. Páselo.

Ellen Goodman

 

© 2009, Washington Post Writers Group
Derechos de Internet para España reservados por radiocable.com

Sección en convenio con el Washington Post

Print Friendly, PDF & Email