E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson – Washington : Rush Limbaugh, ¿listo para el partido?

Vaya, supongo que no.

La tentativa del locutor radiofónico de derechas por convertirse en uno de los dueños de los St. Louis Rams terminó el miércoles, cuando sus demás inversores le cerraron el paso. Rush recibió la patada poco después de que Roger Goodell, el comisario de la Liga Nacional de Fútbol, insinuara contundentemente que Su Vociferalidad no era bien recibida.

La polémica se había centrado en los precedentes de comentarios incendiarios y ofensivos de Limbaugh en materia racial. Alcanzando su tono de victimismo arrogante y ampuloso, Limbaugh intentó retratar su oferta de compra como cuestión urgente de gran importancia histórica para la nación.

«Esto no tiene que ver con la NFL, no tiene que ver con los St. Louis Rams, no tiene que ver conmigo», gritó en su programa, horas antes de ser desechada su oferta. «Se trata de los esfuerzos en marcha por parte de la izquierda de este país, dondequiera que se encuentre, en los medios de comunicación, el Partido Demócrata, o donde sea, por destruir el conservadurismo, impedir la incorporación de cualquier persona que se destaca como conservadora. Por tanto, esto va del futuro de los Estados Unidos de América y del tipo de país que vamos a tener».

No, no es así. Va de provocar escándalo y llamar la atención. Y va del libre mercado y los derechos individuales – que pensaba que los conservadores adoraban.

Limbaugh tenía todo el derecho a unirse al grupo de posibles compradores encabezado por el magnate de los deportes Dave Checketts, que ya posee el equipo de hockey de los St. Louis Blues. Y, seamos honestos, Limbaugh no hubiera sido el único integrista en ser propietario de un equipo profesional de fútbol. Teniendo en cuenta el perfil demográfico del titular de la NFL – blanco, varón de entre la mediana edad y un anciano, más rico que Creso y egocéntrico – dudo que muchos de los puntos de vista políticos y sociales de Limbaugh estuvieran fuera de lugar. Quiero decir, tampoco es que el hombre estuviera intentando acceder a la dirección de la ACLU.

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Pero Goodell no tenía solo el derecho sino el deber de considerar el impacto que una asociación tan estrecha con Limbaugh tendría en la liga. La NFL huye de las polémicas como de la peste, porque la polémica – del género no deportivo – es mala para el negocio. Una cosa es que los hinchas debatan una dudosa interferencia de un pase y otra muy diferente es que los locutores deportivos y sus ganchos discutan si la liga aprueba o no opiniones tendenciosas y estereotipadas acerca de los afroamericanos. Con independencia de lo que piensen de política o raza los dueños de la NFL, ellos no difunden sus opiniones a nivel nacional cada día como hace Limbaugh.

La atención se ha centrado principalmente en la afirmación hecha por Limbaugh en 2003 de que el quarterback de los Eagles de Filadelfia Donovan McNabb estaba sobrevalorado y que era publicitado debido a que «los medios de comunicación vienen deseando que un quarterback negro lo haga bien». Esta es una estupidez y de mal gusto a todos los niveles ?? los defensas negros ya habían destacado, con Doug Williams al frente de los Redskins de Washington hasta una victoria en la Super Bowl 15 años antes, y McNabb fue lo suficientemente bueno para llevar a los Eagles a la Super Bowl dos años después. Las declaraciones ofendieron a la suficiente gente para que Limbaugh fuera despedido de su breve trabajo como locutor deportivo de la ESPN.

Pero Limbaugh ha hecho otras observaciones desagradables. Hizo estos comentarios de los jugadores negros en la liga: «La NFL parece con demasiada frecuencia un partido entre los Bloods y los Crips sin ningún tipo de armas. Ya lo he dicho.» Se ha referido al baloncesto como «el deporte favorito de las pandillas.» Ha llamado al Presidente Obama «el mejor ejemplo viviente de un racista inverso» y «un hombre negro enfadado», y – debido a su herencia birracial – un «medio africano-medio estadounidense». Delincuente de la paridad, Limbaugh también ha llamado a la jueza de la Corte Suprema de Justicia Sonia Sotomayor «racista inversa», comparando a los inmigrantes ilegales latinos con «un parásito invasor «, y se refirió a los indios como «Pakis».

Oye, que lo entiendo, descalificaciones implica audiencia. Para Limbaugh, más escandaloso es igual a un público más amplio, y una mayor audiencia es igual a más dinero. Pero el fútbol funciona con una fórmula diferente. Los ejecutivos del deporte y los propietarios entienden lo diversa que se ha vuelto la nación. Se dan cuenta de que pronto ya no habrá una mayoría racial o étnica, sino una colección de minorías. Saben que estamos en el negocio del entretenimiento, no de la ofensa.

Al anunciar que Limbaugh ya no estaba asociado con su oferta por los Rams, Checketts dijo que era «evidente que su participación en nuestro grupo se ha convertido en una complicación y una distracción».

Esa es la forma en que funciona el mercado libre en este gran país nuestro. Sé que Rush se unirá a mí al proclamar «Dios bendiga a América».

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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