E. Robinson

Premio Pulitzer 2009, Catedrático Neiman de Periodismo en Harvard y Editor de la sección Exterior del Washington Post.

 

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Eugene Robinson-Washington. Tras criticar a los Demócratas por no centrarse en «el empleo, el empleo y el empleo», los Republicanos han decidido ignorar su propio mensaje ganador en favor de «los recortes, los recortes y los recortes». Es mala economía — y mala política.

Si no me cree, lea el nuevo sondeo NBC/ Wall Street Journal publicado el jueves, que contiene lo que habrían de ser noticias preocupantes para los Republicanos que nos siguen diciendo que su radical ataque al tamaño y el alcance de la administración tiene el apoyo del «pueblo estadounidense».

No lo tiene, según la encuesta — ni siquiera filosóficamente. Preguntado si el gobierno, en general, trata de hacer demasiado o no está haciendo lo suficiente, el 51% dice que el gobierno debe hacer más. No es precisamente una carta blanca para rebajar de forma drástica los programas federales, estatales y municipales ni tratar de convertir a los funcionarios en una clase intocable.

Para el Gobernador de Wisconsin Scott Walker y el resto de funcionarios Republicanos estatales y locales que tratan de aplastar a los sindicatos de funcionarios públicos eliminando la negociación colectiva, el sondeo sugiere extrema precaución — precaución a la que no es probable que Walker dedique atención. Según la encuesta, el 77% de los encuestados se muestra seguro de que los empleados públicos deben tener el mismo derecho de negociación colectiva que los empleados del sector privado.

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Si Walker quiere pensar seriamente en sí mismo como el próximo Ronald Reagan, alguien tendría que decirle que Reagan fue en tiempos secretario del Sindicato de Actores. Que es un sindicato.

Para los Republicanos del Congreso, sobre todo la enardecida mayoría nueva en la Cámara, hay muchas noticias de cautela. El sondeo enumera una lista de cuestiones a las que se enfrenta el país y pide a los encuestados que las ordenen por rango de importancia. A continuación los cuestadores anotan el número de encuestados que han ordenado cada cuestión por orden de prioridad en el primer puesto o en el segundo.

Un imponente 40% dice que «el déficit y el gasto público» deberían de considerarse la cuestión número 1 ó 2 del gobierno federal. Pero un 56% aún más imponente dice que «la creación de empleo y el crecimiento económico» deben ser la primera o la segunda prioridad.

Esto sugiere claramente que los Republicanos sí tienen un significativo electorado para la postura enrocada que adoptan en materia presupuestaria. Pero puede que quieran valerse de la tregua de dos semanas, montada el miércoles, para considerar a un electorado mucho mayor al que le gustaría verles trabajar en impulsar el crecimiento y crear puestos de trabajo.

Analistas económicos independientes, incluyendo los de la inversora Goldman Sachs – que no tiene fama de tendencia progresista ni izquierdista — han llegado a la conclusión de que los 61.000 millones de dólares en actuales recortes presupuestarios exigidos por los legisladores Republicanos van a recortar hasta dos puntos porcentuales del ritmo de crecimiento de la nación y provocarán la pérdida de más de medio millón de empleos.

Hay cínicos – o tal vez realistas – que sospechan que al Partido Republicano no le importaría ver que la economía sigue de capa caída un tiempo, fiel a la teoría de que el paro elevado prolongado en el tiempo debilitará al Presidente Obama y al resto de Demócratas en los comicios de 2012. Tales cálculos serían vergonzosos y antipatrióticos, por supuesto, pero también estúpidos. No va a ser complicado para los candidatos Demócratas señalar recortes concretos — y recordar a los votantes los puestos de trabajo que todavía existirían si no se hubieran hecho esos recortes.

Nota al Partido Republicano: Los estadounidenses se dan cuenta de que el empleo en el sector público es, al fin y al cabo, empleo. De hecho, según el nuevo sondeo, tienen opiniones positivas de los empleados federales, estatales y locales, de los profesores en especial.

Sí, tenemos que reducir los déficit masivos antes de que se conviertan en un lastre asfixiante y aplastante. Pero la mayoría de los economistas están seguros de que ahora, mientras luchamos por salir de una recesión verdaderamente devastadora, es el peor momento posible para hacer recortes presupuestarios profundos — sobre todo porque los recortes en cuestión, que sólo afectan a una parte ínfima del gasto federal considerado administrativo, van a tener un impacto insignificante sobre el problema del déficit. El gasto social es el verdadero problema.

Según el sondeo NBC/ Wall Street Journal, las tres cuartas partes de los estadounidenses serían contrarios a los recortes en Medicare o la seguridad social. Si los Republicanos fueran verdaderamente rigurosos en la reducción del déficit, tratarían de explicar el motivo de que estén convencidos de que tales recortes son imprescindibles. Los Demócratas tendrían que hablar también de derechos sociales, a propósito, junto a los recortes presupuestarios razonables. Pero el debate debería tener en cuenta el innegable hecho de que la gente quiere realmente servicios públicos — que, desafortunadamente, hay que pagar.

De manera que las dos formaciones deberían de explicar el motivo de que cualquier programa razonable de reducción del déficit incluya subidas tributarias. «Los recortes, los recortes y los recortes» no es un plan. En este momento, es sólo un eslogan malo.

Eugene Robinson
Premio Pulitzer 2009 al comentario político.
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