Richard Cohen

Columnista en la página editorial del Washington Post desde 1984.

 

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Richard Cohen – Washington. La mente del demagogo es un país extranjero. Tiene una cultura extraña, enemigos que sólo los oriundos pueden ver, pasión por lo ridículo y una especie de sinceridad tipo soplete que calcina el pensamiento lógico. El domingo, el ángel guardián de uno de esos lanzallamas aparecía en Fox News. Hablo, por supuesto, de Sarah Palin.

Estuvo encantadora, divertida y plausible. Cuando Chris Wallace le preguntó por cualquier ambición presidencial que pudiera albergar, ella no dijo de forma reservada no haber dedicado un momento a la cuestión. Dijo en cambio que si su partido la necesitaba, si su país la necesitaba, si la necesidad de ella era verdaderamente enorme, entonces ella sacrificaría su libertad de movimientos, la privacidad que disfruta con su familia — estilo de vida amarillista y adicción al bombo aparte — y renunciaría a todo y se presentaría a presidenta. Por todo el país, un considerable número de Republicanos echaba mano a los antiácidos. ¡Ay!

Una candidatura presidencial Palin, nos informa el Político, provoca a la cúpula del Partido Republicano un caso grave de psoriasis. La cúpula en general la considera tan imposible de preparar como imposible de presentar como candidata a la altura. (No parece mucho más informada que cuando era la solitaria centinela de prismáticos fijos en la cercana – y avisada – Rusia). Una encuesta reciente Washington Post-ABC News muestra que sólo el 39% de los electores tiene opinión favorable de ella y una cifra aún más baja, el 27%, la considera preparada para ser presidenta. (¿Esta gente quién es?) Pero como saben los líderes Republicanos, los adeptos de Palin son mucho más numerosos entre los suyos. Entre los Republicanos conservadores, el 55% piensa que está preparada para ser presidenta — y entre los miembros del movimiento fiscal, ella gana por goleada. Que le regalen la candidatura, por favor.

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La bromita de John McCain está dejando de tener tanta gracia. Al elegir a Palin como su compañera de vista, marcó una nueva cota de temeridad política que espero nunca sea mejorada. Aún así, sería temerario en sí mismo proyectar en Palin el cinismo de McCain. Este es el error constante que cometen todos los demagogos. Pensamos que no saben ser serios o sinceros — que si pudiéramos escucharles cuando nadie les oye, les escucharíamos mofarse por imbéciles de sus propios seguidores. La historia enseña otra cosa.

La actuación de Palin en Fox News el domingo fue instructiva. Fue el espectáculo durante el que dijo que la cadena local de Anchorage, la KTVA, afiliada a la CBS, da trabajo a «bastardos corruptos». Esta protesta recatada de la Evita del Norte fue la respuesta a una grabación en la que la plantilla de la cadena es escuchada diciendo que iban a buscar un pedófilo en una escala de campaña del candidato al Senado Joe Miller, al que Palin dio su apoyo. ??Sabemos que de todas las personas que harán acto de presencia esta noche, al menos una es un delincuente sexual incluido en el registro de pedófilos», dice uno de los empleados. Caso cerrado.

Pero espere. ¿Cómo se encuentra a un delincuente sexual entre una multitud? ¿Yendo asistente por asistente, preguntando, ??Perdone, es usted un delincuente sexual?? Porque si no es eso, entonces no se me ocurre la forma de poder descubrir alguno. ¿Los delincuentes sexuales llevan uniformes especiales? No. Es evidente pues que estos empleados estaban bromeando — interpretando según el estereotipo de chupatintas de izquierdas dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de hundirla que Palin hace de ellos. Esto es lo que ella sostiene y recitó la versión con tan evidente convicción que cuando acabó la oración del «bastardos corruptos», parecía totalmente apropiada.

La atroz estupidez de esta mujer es difícil de abarcar. Es el surtidor del que obtiene su sustento político. Explica el motivo de que no se parara a pensar en la cinta y la flagrante imposibilidad de encontrar a un pedófilo entre una multitud. Esta sinceridad, carente de sofisticación alguna, es lo que alimenta su considerable carisma. El hecho de que la KTVA sea tan apenas una cadena local afiliada a la CBS y de que la plantilla no se componga de trabajadores de la CBS no hizo pensar a Palin. Para ella era Katie Couric en CBS, la cadena que piensa la dejó injustamente en mal lugar al preguntar, por ejemplo, por los periódicos que lee. Todo es una conspiración coherente de ellos — ellos y los otros y aquéllos y los de más allá y todas esas élites a las que… ella les va a enseñar lo que vale un peine.

La institución Republicana, tan indolente cuando McCain hizo su elección y tan jubilosa cuando Palin atacaba a los Demócratas, no puede devolver a este genio en concreto a la botella. Palin se ha convertido en un elemento de la naturaleza y cualquiera que la viera el domingo habrá concluido que bien puede presentarse a presidenta. Las encuestas dicen que no puede ganar. Me juego el cuello a que Palin cree que no puede perder.

Richard Cohen
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