Por Nacho Corredor Solà

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Alejo Vidal Quadras, eurodiputado y vocal del Comité Ejecutivo del PP, ha hablado con radiocable.com

El eurodiputado se felicita por la nueva dirección del PP de Cataluña, a diferencia de lo que pasaba cuando estaba Piqué. Anuncia que Montserrat Nebrera, la diputada catalana que comparó el matrimonio entre homosexuales al de personas con delfines, dejará de ser independiente y se incoporará al Partido.

Así mismo, anuncia que si el PP gana deberá ofrecer un pacto de Estado al PSOE para reformar la Constitución y que un pacto de su Partido con CIU u otros nacionalistas es impensable.

¿Qué tal por el Europarlamento?

 

Como siempre estamos luchando en varios frentes a la vez. Ahora uno de los temas más candentes en la Comisión de Industria y Energía, en la que yo trabajo, es el nuevo paquete de legislación sobre el mercado interior de gas y electricidad, el cual ha suscitado una gran polémica y que seguro que nos tendrá ocupados bastante tiempo.

 

Cuéntenos como se vive la política española desde Bruselas, porque aquí la cosa cada vez se ve más crispada. La relación, por ejemplo, con Joseph Borrell, ¿cómo es?

 

Es buena y lo fue también mientras él fue presidente del Parlamento y yo vicepresidente. Tuvimos una cooperación muy fluida y correcta y respecto a él no tengo queja. Es una persona que conozco hace muchos años, con la que siempre he tenido amistad y mutuo respeto y en asuntos como el concepto de lo que tiene que ser España, la organización territorial del Estado y la cohesión, tenemos ideas bastante convergentes. Otra cosa es otros miembros de su Partido que son gente más sectaria, doctrinaria, con los que la relación se hace difícil. Sobre todo en esta etapa de Gobierno de Zapatero, porque estas políticas tan absolutamente disparatadas generan una tensión que también se traslada a la relación entre nosotros y los socialistas en el Parlamento europea.

 

¿Y qué tal la relación entre usted y la cúpula de su Partido? Lo cierto es que las diferencias entre usted y la cúpula que había hasta hace poco en el PP catalán han sido evidentes.

 

Mi relación con el PP de Cataluña actual es muy buena. Daniel Sirera es una persona a la que conozco desde hace muchos años, la conocí cuando él era de Nuevas Generaciones y era prometedor y ahora ha llegado a presidente del Partido. Me alegro mucho de ello porque con él tengo además de amistad, coincidencias en criterios y en ideas políticas y tenemos muy buena relación. Otra cosa es con su antecesor, que era otro asunto.

 

Porque, ¿hace cuánto que no habla con Josep Piqué?

 

Ya ni me acuerdo (ríe).

 

Hace tiempo, entonces.

 

No le podría decir? ¡Supongo que años! Probablemente desde las Elecciones europeas del 2004 no hemos cruzado palabra.

 

¿Y por qué?

 

Parece que él no tenía muchas ganas de hablar conmigo. Nunca he sido santo de su devoción.

 

Ni él tampoco de la suya.

 

Cuando él empezó a intervenir en el PP de Cataluña yo tuve una actitud muy abierta y cordial. Fue él que después llegó a la extraña conclusión de que yo era un radical peligroso y él que era un hombre moderado y centrado no se podía contaminar con el contacto con gente como yo (ríe). Después ha resultado que todo lo que yo he dicho y predicho se han cumplido y la estrategia que él intentó en Cataluña fue un fracaso tan estrepitoso que ha tenido que marcharse con el rabo entre las piernas.

 

Cuando se presentó la nueva dirección del PP en Cataluña, con Daniel Sirera al frente, le vi por allí. En cualquier caso, ¿qué diferencia el PP de Sirera al PP de Josep Piqué?

 

Ahora el PP de Cataluña tiene una dirección del PP, que representa las ideas del PP, y que cree en lo que cree el PP, sabe que Cataluña es una parte muy importante de España, que Cataluña y España son dos visiones que tienen que ir siempre juntas, que los catalanes somos españoles precisamente por ser catalanes y que lo que más el conviene a Cataluña es formar parte de un gran proyecto español y eso es lo que representa el PP de Cataluña y no extrañas cosas y cosas confusas que Piqué tenía en la cabeza. El PP de Cataluña ahora es lo que tiene que ser: un partido de centro-derecha, catalán, pero integrado en un gran Partido español, que defiende sin complejos y sin historias sus principios, sus valores? Es un partido que defiende la variedad cultural interna de Cataluña, que defiende los valores constitucionales y se opone, de una manera firme, a ese nacionalismo separatista y extremista que está llenando Cataluña. Parecía que teníamos un extraño complejo o miedo a ser lo que somos. Hay que ser lo que no es con gallardía, con valor y con transparencia. El PP de Cataluña hace eso, de lo que yo me congratulo, y las cosas siguen mucho mejor.

 

Pero lo cierto es que a día de hoy siguen diputados en el Parlament que han apoyado siempre a Piqué. Hablo, por ejemplo, de Montserrat Nebrera.

 

Montserrat Nebrera es una persona muy inteligente y yo que hablo mucho con ella no he detectado ninguna falta de sintonía entre nosotros en cuanto a las ideas que le acabo de exponer. Creo que es una persona que puede estar perfectamente en el PP sin ningún tipo de reticencia y de hecho me dijo que se va a afiliar un día de estos al Partido, porque hasta ahora era independiente, cosa que yo creo que es buena para ella y para el PP. El hecho de que entrara en la época de Piqué no quiere decir que tenga la misma concepción de las cosas que él.

 

Pero Vendrell sigue como diputado, ¿no?

 

Ya bueno, pero es igual? Ya no existe?

 

Entrevistamos hace unos meses a Santi Rodríguez, diputado del PP en el Parlament, que contrario usted nos contaba que hay que convivir con el nacionalismo porque es una realidad.

 

Bueno, sí. También es una realidad las tormentas, las epidemias?claro, ¡hay que convivir! No ha descubierto nada. Hay realidades desagradables y profundamente perjudiciales con las que hay que convivir, pero en el caso del nacionalismo de raíz étnico y lingüístico a parte de que no hay que convivir, hay que derrotarlo en las urnas y hay que procurar que su influencia sobre la sociedad catalana sea cada día menor. Eso es lo que hay que hacer.

 

¿Cómo ha interpretado usted la dimisión de Josu Jon Imaz al frente del PNV? ¿Cree que realmente representaba un nacionalismo diferente al que venía defendiendo su Partido?

 

En la forma sí, pero en el fondo no. Todos los dirigentes del PNV son secesionistas, todos quieren lo mismo: la separación del País Vasco de España, la creación de un hipotético y fantasmagórico Estado vasco con Navarra y con el País Vasco francés. Todos tienen esas locuras sabinianas, pero Imaz era una persona más educada, más posibilista, más flexible y no era energúmeno como Arzalluz o Egibar.

 

¿Qué definición hace usted del nacionalismo?

 

Es la doctrina política que considera que la identidad étnica, cultural, lingüística sea el valor primordial en una sociedad y que se valora por estar encima de la libertad, la igualdad, la dignidad de las personas y que intenta imponer de manera coactiva esa uniformidad de identidad a la sociedad. En este sentido es una doctrina totalitaria, esencialmente peligrosa para la pluralidad y la democracia y desde una óptica liberal, como la del PP, ha de ser combatido con todas nuestras fuerzas.

 

¿Y usted entiende, como defienden los nacionalismos regionales, que también existe el nacionalismo español?

 

No hay un nacionalismo español étnico y lingüístico. Hoy lo que hay es un patriotismo español constitucional, que defiende una España unida, cohesionada, de ciudadanos libres e iguales ante la ley, sujetos de derechos fundamentales y que además quiere que todos los españoles que se ayuden entre sí, que se respeten, que se respete la gran diversidad de España, que allí donde hay otra lengua a parte de la común sea respetada y cooficial. Lo que no puede ser es que ser vasco o ser catalán, bajo esa visión totalitaria esencialista, nos lleve a dividir a los españoles para dejar de ser solidarios, generar odio? Mire usted este tipejo que el otro día amenazaba de muerte a los dirigentes del PP el día de la Diada, este individuo que decía «Gora ETA» y «¡Os vamos a matar» y «¡Todos muertos!»? Esos monstruos crean ese tipo de nacionalismo. Lo que sorprende es que en ERC a semejantes peligros públicos no los saquen de sus filas.

 

¿Cómo vería un pacto entre Rajoy y nacionalistas en las próximas Elecciones? Porque durante el último año se ha hecho algún guiño, especialmente a CIU.

 

Un Gobierno de un gran Partido nacional, sea el PP o el PSOE, con los nacionalistas, es imposible. No solo es que sea políticamente inaceptable, sino que es metafísicamente imposible porque después del nuevo Estatuto de Cataluña, un Gobierno con nacionalistas significa la transformación de España en un Estado confederal, como paso previo a la desintegración. El PP no lo puede aceptar y un Gobierno como el de 1996, con apoyo de los nacionalistas, es imposible. En 2008 el PP o gana por mayoría absoluta o si gana por mayoría simple tiene que ofrecerle al PSOE, que una vez derrotado estaría libre de la pesadilla de Zapatero, un gran acuerdo para reformar la Constitución y para enderezar el rumbo de la nación que ahora va por el despeñadero.

 

Sr. Vidal Quadras, ¿su presencia en el acto de presentación de Daniel Sirera tiene algún tipo de connotación? ¿Es posible que usted vuelva al seno del PP catalán?

 

Estuve en ese acto porque me invitó Sirera y fui con mucho gusto porque coincido con él en muchos planteamientos, porque le tengo afecto y porque pensamos lo mismo. Me invitó y yo fui encantado de la vida. Cualquier cosa que necesite de mí ya le he dicho que no tiene más que decírmelo y yo le ayudaré en todo lo que pueda.

 

?ltima pregunta, antes decía que «Vendrell ya no existe». La relación entre usted y él, no es muy cordial?

 

Le puedo decir lo que Humphrey Bogart dice en «Casablanca»: «si alguna vez pensara en ti, te despreciaría». No, no? no, no? no merece mayor comentario.

 

Pero, ¿el PP catalán va a seguir contando con su presencia?

 

Creo que no, lo que tiene que hacer este señor es buscarse un empleo.

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