El corresponsal del diario belga Le Soir, la RTBF y Radio Exterior logró entrar en El Aaiun para informar de la situación allí, pero al igual que los reporteros de la Cadena Ser ha sido expulsado por las autoridades marroquíes. Guillaume Bontoux explica en radiocable.com que cree que Marruecos no quiere ahora ningun periodista en la zona porque «no quieren que se sepa lo que ha pasado o está pasando… y lo están consiguiendo».

Guillaume Bontoux

Guillaume Bontoux lamenta que la actitud de Marruecos provoca que a pesar de haber «estado ahí varios periodistas nadie ha podido comprobar, ni verificar los datos reales de muertos, desaparecidos y si todavía hay represión». Y esa insistencia en impedir a los reporteros hacer su trabajo hace «pensar que algo grave ha pasado».

El periodista explica que a su llegada en El Aiun le impactó que la ciudad parecía en estado de sitio: «solo se veían militares y taxis». Y en cuanto intentó adentrarse en los barrios de los disturbios enseguida «me cayeron encima varias personas preguntándome quien era, que hacía alli, etc.» Tampoco pudo hablar con ningun saharaui porque «hay un ambiente de miedo y desconfianza sobre todo. No sabes nunca con quien estas hablando, de que bando es y la gente huye de cualquier extranjero».

Bontoux se declara «frustrado» por no haber podido tener testigos directos de los sucesos: «no pude acercarme al hospital, ni a la morgue, ni a los barrios de los disturbios». Y critica que Marruecos está logrando una semana después del desalojo del campamento que haya «muchas cifras, pero en ningun momento se ha podido contrastar esas cifras, ni las del gobierno marroqui, ni las del Frente polisario. Solo tenemos las de los activistas».

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