Mohamed Boundi, de Al Bayanne explica en radiocable.com cómo se ve desde Marruecos la gestión de España de la crisis por la presión migratoria masiva en la fronteras de Ceuta y Melilla. Destaca que «por primera vez» ahora no se usa desde España la inmigración para criticar a Marruecos y que la forma en que los dos países lo están abordando es «más ponderada e inteligente». Y añade que su país también sufre por la inmigración clandestina aunque sostiene que no hay rechazo a la población subsahariana.

Mohamed Boundi asegura: «Ahora España y Marruecos están tratando de manera más ponderada e inteligente el tema de la inmigración. Y me sorprende que por primera vez los medios de comunicación españoles no están atacando a Marruecos. La inmigración ya no es un arma para criticar a Marruecos, se han dado cuenta que también es víctima de la inmigración y que no hay que culparles por todo lo que viene del Sur, ni decir que hacemos chantaje con el tema.»

Y recuerda: «En los años 2000, durante el segundo mandato de Aznar, la inmigración era un foco de tensión entre Marruecos y España. Hasta el punto que ambos estuvieron a punto de romper sus relaciones. En esa época, el flujo de inmigrantes llegaba a 30.000 o 32.000 sin papeles en las costas españolas. Mejoraron las cosas tras salir Aznar y se firmaron muchos acuerdos y memorándums para cooperar en la lucha contra la inmigración clandestina.»

El corresponsal añade: «Y se reconoció que Marruecos no era solo un país plataforma que mandaba inmigrantes, sino de tránsito y que muchos subsaharianos ante la dificultad de pasar a España se quedaban en Marruecos. Ante esta población de subsaharianos cada vez mayor, Marruecos no podía comportarse como los europeos. Porque es un país africano con lazos de amistad e historia y no podía echarles.»

«Marruecos está sufriendo mucho por la inmigración clandestina, añade Mohamed Boundi, pero está haciendo cosas más positivas que España. Está dando un trato de igualdad a los subsaharianos que pueden quedarse y trabajar. No se les maltrata.» Y asegura que esta creciente población inmigrante no provoca rechazo en el pueblo marroquí: «Trabajan codo con codo con los marroquíes, algunos se casan, alquilan casas juntos, hablan árabe…»

En cuanto a cómo se ve la gestión de España de sus fronteras desde Marruecos, el corresponsal señala: «En Marruecos se entiende muy bien la postura de España de proteger sus fronteras, pero en la memoria colectiva está la imagen de tratar mal a los inmigrantes, de echarles… y luego está la reciente imagen muy mala para todos los españoles de los 15 subsahariano muertos en la costa de Ceuta. Los inmigrantes no son delincuentes. España no debe intervenir de manera muy agresiva contra los inmigrantes. Tiene que protegerse y tiene medios y debe usarlos para la persuasión.»

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