Esta semana, cuando los partidos celebraban la convivencia en las urnas de los últimos 30 años, un juez levantaba parte del secreto de sumario de Marbella. Aparecían así los testimonios de ??La otra España??, esa que no se vota, se compra. Y como las cucarachas, se hace fuerte en las grietas. Escondida en los rincones del código penal.

??La otra España?? pide favores a políticos, extorsiona y lleva titulares como estos: ??La cárcel y el escándalo frustraron la vida de lujo y amistades de Montserrat Corulla??. Son termitas, que se visten de Prada y llenan los salones mas distinguidos. Termitas. Que socavan los cimientos de las Constituciones más sólidas.

La número dos de Roca iba a comprar un piso de 320 metros en Eduardo Dato. Hasta que sonó el móvil: ??Montse, llámame, policía de paisano preguntando por nosotros. Valeriano, el portero no le ha dejado entrar?. Me imagino perfectamente a Valeriano, con sus diez mil pesetas de sueldo extra; ??- La señora Corulla no está, váyase??. Parece que ella no le dio importancia al SMS. Se sabía superior a la justicia y las normas.

Por eso es ‘la otra España’, la más innoble, apolítica y amoral. La que se mezcla peligrosamente con la clase política. El viernes el alcalde de Madrid salió una hora antes del mismo restaurante que Montserrat Corulla. No tengo pruebas, así que tengo que aludir a la coincidencia: De todos los restaurantes de Madrid, Gallardón se encontró allí con ella (sic). La otra opción, alcalde, la de la cita, no sería honesta. Por mucho que vea a sus compañeros de partido sentarse con ??la otra España?? en Madrid, en Murcia y en Valencia.

 

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