El pulso de los controladores al gobierno, la declaración del Estado de Alarma y el trasfondo del conflicto han interesado incluso en Asia. El China Economic Weekly ha publicado un artículo titulado «Por qué los
funcionarios españoles son los primeros en secundar la huelga». Analizan el conflicto y consideran que los controladores han demostrado «torpeza y maldad» y han logrado convertir al Gobierno en «un heroe».

Mensaje informando del conflicto
(Foto: Flickr/E. Pampliega)

El texto que firma Xu feng empieza relatando lo que sucedió durante el pasado puente: «Era una partida abocada al fracaso desde el principio… Los controladores españoles, confiados de coger por sorpresa al Gobierno, acabaron probando el sabor de una medida de control militar propia de la era franquista. Esa misma noche, el Gobierno español anunció que los militares habían tomado el control de la gestión aérea, y advirtió a los controladores de que si continuaban con la huelga serían despedidos o encarcelados.»

Y a continuación valoran la acción de los controladores y la respuesta del Gobierno: «Lo más destacado es que sus métodos han demostrado torpeza y maldad. En febrero de este año, los controladores no estaban satisfechos con la reducción de las horas de trabajo impuesta por el Gobierno, pero han aguantado hasta unas grandes vacaciones para lanzarse repentinamente al ataque, creyéndose muy inteligentes.

«Lo que no esperaban es que esto ha hecho que toda la población se pusiera en su contra, y además al ir a la huelga sin decirlo con previo aviso les ha dejado sin la protección de la ley española. Salvo ocasionar enormes pérdidas a la sociedad, esta confrontación sólo ha conseguido dar al Gobierno un escenario sobre el que demostrar su capacidad para gestionar las crisis. Así, el duro golpe asestado a los controladores, siguiendo la voluntad popular, ha convertido al Gobierno de España en un héroe?.

El China Economic Weekly hace sin embargo también una lectura más profunda y a largo plazo de la crisis: «Esta vez España ha conseguido solucionar eficientemente el problema de la huelga de controladores, pero no necesariamente tiene fuerzas para aplacar la oleada de huelgas que se suceden una tras otra. Por una parte, se podría decir que la locura de los controladores refleja la inseguridad y la insatisfacción de la sociedad española, que ya se han extendido de las clases desfavorecidas a los colectivos con ingresos altos.»

«Los controladores que han protagonizado esta huelga pertenecen a AENA, y aunque no son funcionarios, son empleados públicos. Cuando el país se encuentra ante graves dificultades económicas, estos empleados públicos, que usan el dinero de los contribuyentes para ofrecerles servicios, se convierten en la vanguardia de los que se niegan a unir esfuerzos para superar los problemas. Esta situación es verdaderamente irónica. En una época en la que todo el mundo tiene que pasar penurias, la sociedad necesita especialmente un colectivo que salga al paso para dar ejemplo y reduzca la presión social.»

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