El semanario británico publica un analisis del movimiento del 15M en España. Definen a los indignados más como «un síntoma» más que como un movimiento. Y respecto a la heterogeneidad del mismo, consideran que lo que les une son «las quejas no las soluciones».  En cuanquier caso, tras algunas noticias recientes, de The Economist asegura «Puede que no sepan lo que quieren, pero están empezando a conseguirlo».

Concentracion de Indignados en Barcelona
(Foto: Flickr/Ojo Espejo)

The Economist explica: «no hubo ni lanzamientos de piedras ni gases lacrimógenos, pero el 9 de julio los educados manifestantes ??indignados? de España se apuntaron aun así una victoria. Tras ser respaldado como candidato del Partido Socialista en el poder a presidente del Gobierno en las próximas elecciones, previstas para el próximo marzo, Alfredo Pérez Rubalcaba empleó su discurso de aceptación para proponer una reforma electoral».

«Puede que no sea algo espectacular, pero la petición de Rubalcaba de que España acepte el modelo de votación alemán para así adoptar la representación proporcional pero dejando que la gente elija a sus diputados locales fue una compensación directa al movimiento que de forma espontánea ocupó plazas urbanas a mediados de mayo afirmando que los políticos ??no nos representan??? recogen.

Y más a fondo sobre los indignados el texto apunta: ????no se trata en realidad de un movimiento??, dice Josep Lobera, especialista en encuestas, ??Es un síntoma. Expresa una sensación general de preocupación e ira??. Los conservadores tildan a los indignados de extremistas. Algunos les consideran un grupo izquierdista que se está aprestando para batallar contra un gobierno reformista de derecha del Partido Popular, encabezado por Mariano Rajoy y con probabilidades de obtener el poder en las próximas elecciones».

«Pero si esto es extremismo, ¿por qué se mantiene el apoyo a los indignados cuando el partido bajo dirección comunista Izquierda Unida sólo logra el 4% de los votos? Una de las respuestas es que no sólo hay izquierdistas entre los indignados. ??Es cierto que hay mucha gente de extrema izquierda, pero hay también liberales en economía y centristas?, afirma Francisco Cañero, ex pequeño empresario y ahora activista. Lo que une al movimiento son las quejas, no las soluciones? dice The Economist.

??Una de sus preocupaciones son los partidos políticos. Los españoles califican a los partidos como su tercer mayor problema tras la economía y el paro. Los sondeos muestran un amplio apoyo a suprimir los grados de inmunidad que gozan algunos políticos inmersos en los casos de corrupción que envenenan las políticas regionales y municipales».

«Sin embargo, los analistas apuntan a un más amplio cambio de ánimos. Las investigaciones judiciales sobre asuntos fiscales de Emilio Botín, presidente del Santander, y las sospechas de fraude en las Sociedad General de Autores, que hace una campaña contra la piratería en Internet,  contribuyeron a enardecer a los indignados, Bankinter, banco comercial, ha respondido a la furia por las ejecuciones hipotecarias introduciendo la primera hipoteca en España a la que se puede renunciar al estilo norteamericano sencillamente entregando las llaves».

El semanario británico recoge también: «Rubalcaba ha empezado a atacar a los banqueros. Los acusa de prestar a personas que sabían que no iban a poder pagar y amenaza con nuevos impuestos. Puede que sea un amable guiño a la indignación educada, pero tiene algo de populismo».

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