El semanario británico publica un analisis en su sección Charlemagne sobre el papel que está desempeñando el presidente español. Definen a Mariano Rajoy como «misterioso», «tranquilo» y arquetipo de gallego. Pero recalcan que ha «frustrado» a muchos por «tergiversar» sobre el rescate y recogen las dudas de que ejerza el liderazgo que España necesita.


(Foto: Flickr/PP Andaluz)

The Economist asegura: «Para Mariano Rajoy, el gallego presidente del Gobierno español, jugar al arquetipo de su lugar de nacimiento es una manera de sobrevivir y administrar las demandas en conflicto. Pero si este es el rasgo de carácter que España necesita para superar su agonía es algo que está abierto a la duda. Rajoy ha frustrado a muchos con sus tergiversaciones sobre un nuevo rescate en la zona euro. Muchos se preguntan si el señor Rajoy tiene algun tipo de estrategia para restaurar la confianza de los mercados y la de los españoles.»

Y explica: «Con un déficit en torno al 9% del PIB el año pasado, una paro superior al 25% y un movimiento de protesta que está mostrando destellos de violencia, algunos temen que España esté siendo arrastrada hacia una espiral de muerte al estilo griego. Otros están convencidos de que el sector público español todavía tiene mucha grasa, que se las estadísticas de desempleo están infladas y que el amortiguador de la sociedad española, la familia, sigue siendo fuerte. Pero, los problemas del Sr. Rajoy están empeorando, no mejorando.»

El artículo recoge las reivindicaciones secesionistas de Cataluña y advierte: «Ahora el misterioso Rajoy debe tratar de evitar un doble riesgo: la ruptura de la zona euro en las rocas de España, y la desintegración de la propia España. La creencia popular dice que el gallego más notorio de España, el Generalísimo Franco, solo veía dos tipos de problemas: los que arreglaría el tiempo y los que ni siquiera el tiempo podía resolver. El Sr. Rajoy debería rechazar esta forma de pensar. Su actitud tranquila ayudará a España si enfría pasiones, pero no si sirve para postergar decisiones que sólo se harán cada vez más difíciles. «

[Leer el artículo completo en The Economist]

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