Me despedí de ??Ayer? con Miguel, y recibo  a este  ?Hoy?, amable en principio, también con él. No me gusta ser insistente y pesada, pero es que el ??Romancillo de Mayo? es como una fotografía del olor y el color de esta mañana azul.
Llamando a Miguel Hernández simplemente ??Miguel?, me recuerdo a Moratinos  con ese ??Condi? con el que ha bautizado a Condoleezza Rice ¡Pero, sinceramente, todavía hay clases! ¿No…? Aunque debo reconocer que me hubiera encantado  haber tenido la ocasión de que el poeta me hubiese llamado » MACA»…

 

Por fin trajo el verde Mayo
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas.

Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.

En los templados establos
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman.

La cabra cambia de pelo,
cambia la oveja de lana,
cambia de color el lobo
y de raíces la grama.

Son otras las intenciones
y son otras las palabras
en la frente y en la lengua
de la juventud temprana.

Van los asnos suspirando
reciamente por las asnas.
Con luna y aves, las noches
son vidrio de puro claras;
las tardes, de puro verdes,
de puro azul, esmeraldas;
plata pura, las auroras
parecen de puro blancas
y las mañanas son miel
de puro y puro doradas.

Campea Mayo amoroso;
que el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en aire ronda faldas…

 

 El «Romancillo de Mayo», pertenece a la obra de teatro » El labrador de más aire» de Miguel Hernandez, publicada en 1937 en plena guerra civil. 

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