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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.


Imagen publicada en ABC  el 23-1-1981 del Principe Felipe recibiendo un regalo de Lothar Lahn, en presencia del Rey Juan Carlos.

España ha presentado siempre la Transición en Blanco y Negro, en un relato sin matices, apenas cuestionado públicamente. El riesgo de describir el pasado de esa forma tan pueril, casi mitológica, es que queda caricaturizado arquetípicamente como un asunto de buenos y malos, con las consiguientes decepciones posteriores. Sí. La realidad está compuesta por una formidable escala de grises, en la que caben múltiples perspectivas.

Así ha quedado acreditado, precisamente, con la irrupción en la actualidad española del artículo de la revista alemana Der Spiegel sobre la opinión del Rey de España de los golpistas del 23-F.

Der Spiegel explicó ayer que el embajador de Alemania en España entre 1977 y 1982, Lothar Lahn, mantuvo una conversación de carácter privado con el monarca. Fue el 26 de marzo de 1981, y en ella el Rey le comentó sus impresiones acerca del frustrado golpe de estado. Así quedó recogido en un informe desclasificado ahora – Lothar Lahn falleció en 1994-, donde se explicaba que el rey Juan Carlos I ??no mostró ni desprecio ni indignación frente a los actores, es más, mostró comprensión, cuando no simpatía? en aquella conversación privada.

En una entrevista con radiocable.com, Helene Zuber, corresponsal en España de Der Spiegel y coautora  del reportaje,  explicaba que las simpatías del Rey por los golpistas no parecen una interpretación del embajador:

??cuando se produce una conversación tan importante, los embajadores siguen un protocolo y toman sus notas. Y aparentemente al embajador de entonces, que conocía bien a Don Juan Carlos, le pareció llamativo y por eso mandó el documento?.

El relato es muy verosímil. Primero por el dibujo que se hizo del papel del Rey durante el 23-F, al que me refería al principio, en un país que estaba lleno de vasos comunicantes entre la dictadura y la democracia. Y segundo porque siempre ha existido un debate soterrado: ¿El golpe fracasó porque salió el Rey, o salió el Rey porque fracaso el golpe?

El documento desvelado por Der Spiegel no aporta luz sobre ese asunto, pero retrata esa época, tan llena de matices, tan escasa de heroicidades significativas.

Hay una verdad, sin embargo, que se puede argumentar en su favor. Si el Rey hubiera salido por televisión apoyando el golpe, el golpe habría continuado, con éxito final o sin él…y no fue así.

Una vez despejada para la Casa Real esa inquietud retórica, convendría que la política empezara a tratar a los ciudadanos como adultos que son, entendiendo que tienen derecho a conocer la verdad de las cosas, con sus matices y sus aristas. No hay nada más pedagógico, en términos democráticos.

Y ayudaría mucho para mejorar la salud de la democracia española que se impulsara la ansiada Ley de Transparencia y de secretos oficiales.

En España -explica elpais- no existe, como en la mayoría de los países occidentales, un mecanismo periódico de revisión y desclasificación de documentos, por lo que el sello de secreto se convierte en un cerrojazo casi perpetuo

De lo contrario seguirán siendo los medios de comunicación extranjeros y las conversaciones de las embajadas las que aportarán la luz sobre nuestra propia historia.

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