El PP vive en un permanente estado de confusión entre lo público y sus intereses privados. Le pasó con Villalonga, también con Rato, con la familia de Aguirre, con Matas, Abel Matutes, o con Zaplana. En Génova parece haber un despacho reservado para la cuota millonaria. Eso, o las paradojas de la vida han hecho que Pizarro ocupe el despacho de Rato, otro millonario reconvertido temporalmente a político.

Pero el nombramiento de Pizarro es, además, el triunfo del Gran Capital, que pone, ansioso, un pié en la política.

Será normal, pero yo no conozco a ningún millonario que decida dejar de hacer dinero. La naturaleza humana nos ha enseñado que a los ricos les sigue gustando hacer más dinero, trabajen donde trabajen, que el poder quiere más poder y que la voracidad no tiene límites. El error que está aceptando la izquierda es pensar que los empresarios llegan a la política con valor añadido. Pero no. Una cosa es que haya políticos con dinero y otra muy diferente que los empresarios del dinero se conviertan en políticos. Mucho ojo que lo que se reparten es lo de todos.