Carolina Espinoza, de Radio Cooperativa de Chile destaca en radiocable.com que a la prensa extranjera y en concreto la chilena les parece «inconcebible el acoso al juez Garzón por investigar crímenes del franquismo de hace 70 años». Cree que una condena afectaría a la imagen de España y dejaría el concepto de Justicia Universal sin rostro.

Carolina Espinoza

Carolina Espinoza relata que: «a los corresponsales extranjeros y en particular a la prensa chilena, nos parece impresionante que una deuda tan grande como  juzgar los crímenes del franquismo esté todavia pendiente en España. Y en particular que este acoso al juez Garzón, porque lo percibimos desde luego como un acoso, sea paradojicamente a una figura que en el Cono Sur ha sido un símbolo que ha dado el puntapie inicial para comenzar a investigar los crímenes de nuestras dictaduras».

Y explica que en Chile, el juicio contra Garzón por investigar el franquismo lo está siguiendo hasta El Mercurio «un periódico reaccionario que incluso colaboró con el golpe de Estado de 1973, porque más allá de la postura política que se podía haber asumido con respecto a Garzón, lo que nos parece inconcebible como medios extranjeros es que por sacar a flote crímenes de hace 70 años se lapide al juez de esta manera». Para la corresponsal todo esto demuestra que el franquismo es «un problema que no está resuelto a nivel de sociedad».

Y resalta que una condena a Garzón, que fue precisamente quien metió en la Justicia Internacional crímenes de Chile o Argentina sobre los que «por las trampas de las transiciones respectivas» no se pudo avanzar, sentaría «un precedente negativo» para esta idea. Recuerda que hace 14 años con Pinochet, Garzón partió de ese principio de jurisdicción universal ya que la justicia chilena «estaba muy encorsetada para poder juzgar al dictador».

Carolina Espinoza cree que una condena al Juez afectaría también a la imagen de España y «nos quedaríamos un poco sin tener un ejemplo al que mirar. El testigo pasaría a la Corte Penal Internacional, pero nos quedaríamos sin rostro, porque de alguna manera todos los jueces emblemáticos tarde o temprano han topado con la justicia de sus propios países».

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