Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «¿Y ahora? ¿Qué pasará ahora? En todo el mundo se hacen cábalas, vaticinios, se expresan deseos y temores. La enorme dimensión de la atención periodística es la prueba del alcance que ha llegado a tener la vicisitud de este pequeño país, siempre más allá de sí mismo. Cincuenta años siendo demasiado: demasiado mito, demasiado símbolo de todas las esperanzas, luego de todos los heroísmos, luego de todas las desdichas.

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Un pueblo usado por tirios y troyanos como bandera de todos los ismos. Un pueblo enjaulado, exhibido, ahogado desde dentro y asfixiado desde fuera. ¿Podrá alcanzar la normalidad? ¿Podrá ser libre?. Incluso, ¿llegará a ser libre cuando consiga la libertad o se lanzarán a su yugular otras fauces? El tiempo que hoy comienza será, sobre todo, difícil de controlar. Suponemos que Raúl Castro creerá suficiente desarrollar los cambios que anunció el día veintiséis de julio, en la fiesta nacional. Cambios «estructurales y conceptuales», dijo. Y soñará que todo se abre lentamente, de forma gradual, y que, al igual que China y otros países asiáticos, podrá acometer transformaciones económicas sin que la política se salga del raíl. Pero eso es imposible. Ni Cuba es China, ni está en el mapa donde está China, ni le van a temer como se teme a China. Cuando comiencen a abrirse las ventanas, todo se precipitará. Esperemos que no se descoyunten los cubanos, de los que todos van a querer tirar. Ojala España pueda ayudarles.»

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