A pesar del silencio de Israel con respecto a toda la crisis independentista, la situación en Cataluña tiene algunos paralelismos con la de los judíos en 1948 y ha provocado comparaciones entre ambos pueblos. Es lo que pone de relieve un artículo en el diario israelí Haaretz que firma uno de sus corresponsales, Asaf Ronel. Sostiene en concreto que los catalanes y los judíos tienen en común ser una «nación que ha sobrevivido cientos de años sin estado» y arrastrar «estereotipos de ser buenos en los negocios» que han contribuido a que sus deseos de independencia sean vistos como algo «de ricos» cuando en realidad tienen sus raíces en una «profunda identidad nacional». En cambio, una columna en el mismo rotativo, de Nitzan Horowitz, considera que no se puede comparar a Cataluña con Palestina ni con los sionistas, porque su situación es floreciente económicamente y tienen garantizados sus derechos humanos y democráticos.

Haaretz  apunta que el silencio desde Jerusalen sobre la crisis en Cataluña provocó las falsas esperanzas de que Israel pudiera ser el primer estado internacional en reconocer la república independiente de Cataluña y que Netanyahu le «pagará así» a España su apoyo a la causa palestina. Pero defiende que el interés catalán en Israel va más allá, ya que «muchos en Barcelona comparan su situación con la de los judíos en 1948″. De hecho señala que a los catalanes se siente inclinados a comparar a los dos pueblos que tendrían en común ser una «nación que ha sobrevivido cientos de años sin estado» y arrastrar «estereotipos de ser buenos en los negocios» que han contribuido a que sus deseos de independencia sean vistos como algo «de ricos» cuando en realidad tienen sus raíces en una «profunda identidad nacional».

 

Se enfatizan especialmente las manifestaciones de Alex Mikhel de Omnium Cultural que afirma que en España el franquismo no murió sino que evolucionó durante la transición y que el 1-O ha evidenciado que fue derrotado en algunas áreas, pero no en los asuntos territoriales. Pero se destaca que aunque los catalanes se comparan con los israelíes, rechazan la ida de la violencia para defender sus aspiraciones. Y en este sentido apunta que es «difícil creer que la independencia sea posible sin derramamiento de sangre», pero quizá ésta «aproximación alternativa» no deba ser desestimada.

En cambio una columna de Nitzan Horowitz, en cambio, se defiende que se deje de comparar a Cataluña con Palestina. Apunta que si se compara cualquier parámetro de vida diaria entre los palestinos y los catalanes hay «enormes diferencias». Señala que la española es una comunidad «muy rica» que se queja de discriminación- Pero detalla cómo ha «florecido» económicamente dentro de España y tiene autonomía y presupuesto para promocionar el idioma y cultura catalanes. Y afirma: «uno puede entender los sentimientos nacionales de los catalanes y que puedan quedarse con sus ingresos en vez de compartirlos con las regiones pobres de España, pero ¿en realidad que tiene de malo la situación actual? Cataluña es un destino muy buscado y un imán para la cultura, la ciencia y el deporte. ¿Por qué agitar este barco?»

 

Apunta que el test de las aspiraciones para la independencia debe ser sobre todo de derechos humanos. Plantea «¿tienen los mismos derechos bajo la ley, representación y la posibilidad de votar para elegir a sus instituciones? ¿Y se pueden expresar sus derechos nacionales en el actual marco soberano?». Considera que en base a este test, tanto la causa sioninista como la de los palestino eran legítimas y justas, mientras que en referencia a Cataluña sostiene «debería seguir formando parte de España y seguir floreciendo».

Haaretz es un periódico israelí fundado en 1918 que se publica en hebreo y en inglés (siendo esta distribuida junto con el International New York Times). Sus principales accionistas son la familia Schocken (60%), aunque Alfred DuMont y Leonid Nevzlin también poseen un 20%, respectivamente. Su línea editorial está considerada cercana a la de la izquierda política de Israel, tanto en cuestiones domésticas como internacionales y es además marcadamente seglar en cuestiones religiosas. Su tirada ronda los 72.000 ejemplares entre semana y los 100.000 el fin de semana.

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