Además de los problemas de seguridad y supervivencia con los que lidia desde hace décadas, el Gobierno de Israel tiene que hacer frente ahora también al fenómeno de la inmigración ilegal, algo habitual para otros países desarrollados, pero nuevo en este estado de Oriente Medio. Según un artículo de Daniel Shenhar, del Programa Migraciones de la Fundación CIDOB, el gobierno de Ehud Olmert se está viendo desbordado por la oleada de sin papeles africanos que están llegando a su territorio a través de la frontera israelo-egipcia. Un problema para el cual no hay políticas previstas.

Israel tiene una relación muy particular con el fenómeno de la inmigración. La consideran como un precepto religioso y en ella se ha basado el crecimiento de la población. Existe incluso un término, Alia o Aliyá, para referirse a esta forma de peregrinaje o retorno de los exiliados a la tierra prometida, tras la diáspora. Antes de 1948, cuando se funda el Estado de Israel, hubo varias aliyás y después se calcula que la población del país se multiplicó por ocho gracias a los inmigrantes. Y hoy en día siguen acogiendo a recien llegados… claro que todo esto se refiere siempre a judíos.

Sin embargo en los últimos años, Israel ha visto como han cruzado a pie su frontera con Egipcio unas 30.000 personas procedentes de África sin vinculos religiosos. Y sólo en los dos primeros meses de 2008, se estima que entraron cerca de 3.000 personas. Al principio, muchos eran refugiados de Darfur que huyendo de la guerra de Sudan atravesaron el desierto caminando hasta llegar a tierra israelí. Pero últimamente están llegando personas procedentes de distintos países subsaharianos simplemente en busca de una vida mejor.

Israel, se enfrenta en este sentido a una situación similar a la que vive España. Ambos llevan poco tiempo siendo países desarrollados, sus economías de mercado han tenido un fuerte crecimiento y geográficamente están situados al lado de regiones mucho menos desarrolladas. Por ello, la entrada de sin papeles se ha disparado en pocos años y generalmente la respuesta es deportarlos.

Un puesto de vigilancia de la forntera Israel-Egipto
(Foto: Flickr/Marcus Wagner)

Según denuncia Shenhar, el gobierno israelí carece por completo de una política para hacer frente al problema. De los inmigrantes que llegan se ocupan las ONGs, organizaciones estudiantiles, sindicatos o el ejército… pero sin ningún tipo de ayuda oficial, ni presupuesto de ninguna clase. Y muchos de los sin papeles son luego abandonados a su suerte.

Un periodista preguntó al ministro del interior por la cuestión y este respondió: «¿Qué quiere usted que haga? ¿Piensa que tengo soluciones mágicas para todo?? Luego indicó que estudiarían financiar a la ONG´s para que ellas se hicieran cargo. Aunque al acabar la entrevista se mostró partidario de expulsar a los inmigrantes ilegales y cerrar la frontera. En ningun momento, mencionó la posibilidad de iniciar un estudio para dar una respuesta global al reto.

Curiosamente en Aliyás anteriores Israel ya había recibido a una importante remesa de inmigrantes africanos judíos, en concreto procedentes de Etiopía. Estos, que llegaron a mediados de los años 80, han logrado un nivel de integración bastante elevado.

 

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