Finalmente habrá Comisión de Investigación por la trama de espionaje en torno al gobierno de la Comunidad de Madrid. Se constituirá el viernes… en la Asamblea de Madrid que controla el PP. Esto ha hecho subir la temperatura de la blogosfera donde la desconfianza ante una comisión donde el partido de los implicados dicta las normas es total. Se habla de farsa, paripé, trampa, simulacro…

Esperanza Aguirre en la Asamblea de Madrid

Ignacio Escolar analiza las implicaciones políticas futuras para los implicados en Madrid… y Rajoy: «Las respuestas no saldrán de la recién aceptada comisión de investigación de la Asamblea de Madrid, ese paripé del que ya está pactado el resultado político. Según fuentes del PP, Esperanza Aguirre ha acordado con Mariano Rajoy entregar en un mes la cabeza de Francisco Granados y más tarde, en julio, la de Ignacio González, que abandonará la política alegando motivos personales. La trampa para Rajoy es que julio no es que esté lejos, es que queda al otro lado del futuro. Y que para entonces, tras las europeas, es Mariano Rajoy quien tiene más papeletas para dejar la política.»

Cesar Calderón de Netoratón resumen su opinión en un titular «Una comisión de la señorita pepis«. Critica el fondo y la forma de esta herramienta en España comparada con EEUU y hace notar: «PP de Madrid, que ejercerá de investigador sobre sus propias acciones, ha decidido con su rodillo parlamentario que la investigación solo durará unos pocos días, que no se podrá repreguntar a los comparecientes y la duración de las intervenciones de los diputados, no vaya a ser que algun compareciente se haga un lio y – Dios nos libre- se termine descubriendo algo. Esperanza Aguirre en su proverbial prudencia ya ha adelantado que la comisión esta no encontrará responsabilidades políticas».

Manolo Saco repasa el panorama: «Esperanza Aguirre se había opuesto a una investigación parlamentaria días atrás ??porque no tenía nada que ocultar?. De pronto la Cospedal encuentra pruebas de la felonía y llega a la conclusión terrible de que si las hace públicas el partido se va al carajo. Hay que evitarlo. ¿Cómo? Que Aguirre acepte ahora una investigación parlamentaria ??porque no tiene nada que ocultar?, y nosotros suspendemos la investigación interna. De esta manera, el caso entra directamente en el debate político, que es la manera de asegurarse de que jamás se llegue a la verdad».

Jessica Fillol vaticinó que la comisión de investigación no va a servir de nada: «PSOE e IU habían acordado solicitar en la Asamblea de Madrid la Constitución de una comisión de investigación, y aunque el PP tiene mayoría absoluta, los dos partidos de la oposición suman el número necesario para lograr que La Mesa admita la petición. Si Esperanza Aguirre no quería hacer el ridículo más espantoso y levantar aún más sospechas, no le quedaba más remedio que plegarse y votar a favor de la constitución de la comisión. […] Pero, ¡ah, y aquí viene lo interesante desde el punto de vista de la lideresa! una vez creada la comisión de investigación, el PP tiene mayoría absoluta con lo que puede bloquearla y desvirtuarla a placer».

Rafael García Almazán en su blog Kabila cree que es una comisión tramposa: «El PP se ha reservado la presidencia de la comisión, algo absolutamente indigno, lo lógico es que la presidencia no sea del partido al que se pretende investigar. En segundo lugar, va a  censurar a los comparecientes, admitiendo sólo los que la presidencia crea que tienen que ver con el caso ??Aguirre ya ha dicho que no comparecerá–, y por último no podrá haber réplica de los miembros de la comisión, por lo que la ventaja será para los comparecientes que dirán la última palabra.»

Raul Pleguezuelo en Madrid progresista habla de simulacro de comisión de investigación: «Impone las normas. Una comisión al estilo a la del Tamayazo se repite y la zorra estará al cuidado de las uvas. […] No podemos permitir que en este caso no se asuman responsabilidades políticas, como pasó con el Tamayazo. No puede ser que con el dinero de los contribuyentes se espíe, se chantajee y se mantengan organigramas ilegales al servicio de intereses particulares. Aguirre puede controlar la comisión, pero no puede silenciar a los medios y las denuncias ciudadanas.»

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