Se llama Jon Favreau y es la pluma detrás de muchas de las palabras con las que el candidato demócrata ha logrado inspirar a millones de personas y colocarse al borde la presidencia. Con apenas 27 años es el director de los speechwriters (redactores de discursos) de Obama y ha captado la atención del NY Times o Newsweek que le han dedicado reportajes. Se licenció en Ciencias Políticas pero muchos se refieren a él como «el poeta» porque creen que aporta lirismo al mensaje político. Se llama igual que un actor de Hollywood y, aunque no tiene ninguna relación con él, su historia sí que tiene tintes de un guión cinematográfico.

Jon Favreau
(VIDEO EN WBZTV)

Recien licenciado, formó parte de la campaña de John Kerry en su equipo de redactores de discursos. De hecho su primer encuentro con Obama tuvo que ver con esto y fue un tanto abrupto. En la Convención Demócrata de 2004, Jon Favreau fue el encargado de acercarse a Barack Obama para pedirle que cambiara una frase de su discurso. Era un razonamiento que el propio Kerry quería incluir en el suyo.

Algunos dicen que el hoy candidato a presidente se lo tomó con mucha elegancia… y otros que se enfadó bastante. El propio Favreau ha contado que cuando le habló de cambiar la frase, el senador por Illinois le miró incrédulo como preguntándose «¿Pero quien es este crío?» Al fin y al cabo, para el senador afroamericano con nombre raro se trataba de la gran oportunidad para darse a conocer al mundo. Algo que aprovechó.

Ese primer encuentro no ha impedido que en estos días, Jon Favreau y Obama escriban codo a codo el discurso con el que cerrará la campaña. El tema será de nuevo aquel con el que empezó todo: una llamada positiva al cambio. Algo parecido al discurso que pronunció tras ganar las primarias de Iowa y detrás del cual estaba la mano de «Favs», su apodo dentro del equipo demócrata.

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Jon Favreau escribió el discurso de final de carrera para su promoción de 2003 en el Holy Cross College de Worcester en Massachusetts. Ya entonces había conseguido una beca para trabajar en la oficina de John Kerry, entonces tan solo senador del Estado. Cuando éste lanzó su candidatura a la presidencia, Favreau hizo todo lo posible para que le incluyeran en el equipo. Y lo logró.

Allí coincidió con Robert Gibbs, un hombre que cambiaría su destino en 2005. El propio Favreau contó en la revista de su universidad como le llamó el ahora director de comunicaciones de Obama para proponerle ser su redactor de discursos. El senador solía escribir sus propios textos, pero si la campaña tenía éxito necesitaría que los días tuvieran 48 horas o ayuda, mucha ayuda.

Jon Favreau y Barack Obama

En la entrevista para el puesto Obama le preguntó a Favreau cual era su método teórico para escribir discursos. ??No tenía una gran teoría. Le conté que cuando le vi en la Convención de 2004, lo que realmente me maravilló fue que contó una historia desde el principio hasta el final del discurso -una historia de su vida y de como encajaba en la historia general de America-  y lo construyó hasta un punto en el que la gente quería aplaudir, sin tener que recurrir a frases forzadas para generar aplausos. Y los demócratas no habían hecho eso. Eso es lo que quería hacer».

La conexión fue automática y el joven escritor pasó a ser el hombre que ponía en orden y por escrito los pensamientos del senador para crar su voz. «Me siento con él durante media hora. El habla y yo tomó notas de todo lo que dice. Le doy forma y lo escribo. El luego lo relee y reescribe y así logramos tener el producto final. Es un modo bastante íntimo y colaborativo de escritura de discursos».

Jon Favreau no esta sólo. Lidera el equipo de redactores de discursos del demócrata en el que destacan otros dos jóvenes: Adam Frankel, que trabajó con Theodore C. Sorensen, el speechwriter de JFK y Ben Rhodes,  el experto en política exterior que colaboró en la redacción del Iraq Study Group como ayudante de Lee H. Hamilton.

Asegura que sus grandes influencias son Robert Kennedy, J.F.K. y Martin Luther King. El asegura que más allá de la política lo que le gusta es escribir. Y en cierta forma ahora está ayudando a escribir la historia.

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