Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «El Estado ha comprado por fin el primer lote de activos a bancos y cajas, lo que la sedienta economía real esperaba. Pero, como todo en esta crisis, cada nuevo paso, lejos de disipar las dudas, amplía el arco de los interrogantes. Por ejemplo: el fondo de adquisición disponía de 5.000 pero las ofertas para participar en la subasta no llegaron a esa cifra.

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Rondaron los 4.000 y al final solo se adjudicaron poco más de 2.000. ¡Sorpresa!, ¿no estaban los bancos secos y por eso no podían regar los créditos a empresas y particulares?, ¿cómo es posible?, ¿necesitaban dinero y no optan a la cantidad disponible? Segundo: han participado 23 bancos y cajas, no se revelan sus identidades para no dañar su reputación. Sin embargo, la rumorología, deporte nacional, hará más daño que haberlos revelado. Una sola entidad ha comunicado espontáneamente que ha ido a la subasta, aunque no ha cerrado acuerdos: La Caixa, y pensamos que no solo no le perjudica decirlo sino que aporta el único detalle de transparencia de este asunto. Es cierto que La Caixa no cotiza en bolsa y no teme repercusiones en ese capítulo. Tercero: en este galimatías de paradojas, los bancos que se proclaman sanos y que no necesitan apoyo se sienten discriminados porque sus competidores sí son apoyados, o sea, el débil es víctima de su debilidad y el fuerte es víctima de su fortaleza. Todos víctimas. Asi las cosas, observado el jeroglífico desde nuestra posición de profanos, profanos pero ciudadanos cotizantes, nos tememos que ahora nos van a decir que la operación ha sido fallida, que los bancos siguen sin fiarse, que prefieren buscar el dinero en el Banco Central Europeo, etc. para finalmente hacernos saber que, sintiéndolo mucho, siguen sin poder ofrecer liquidez a familias y empresas. ¿No irá a ocurrir eso, verdad?»

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