Está siendo un día muy feo y a la vez es bonito ver cómo cada uno de los que le conocíamos tenemos hoy en la cabeza una de sus cualidades: la valentía. No era de los que se asustaba, no le preocupaba las consecuencias de su implicación y no creía en un periodismo equidistante y blandito. Carlos LLamas era un peleón como periodista y era un peleón de la vida. Y así se ha ido. Iñaki decía hoy que Carlos no podía separar ambas cosas. Hoy me acuerdo de David y Laura sus niños, porque se lo han quitado en el peor momento. Pero pareciendose a él, pelearán estos días, y el resto les recordaremos quién fue y porqué le quisimos.

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