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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

El periódico italiano Il Giornale publica un texto de Davide Mattei titulado: ??Una región en miseria gasta 14.000 euros en ??cursillos de masturbación? para estudiantes?. La noticia, como sabrán los lectores, ya había tenido una interesante repercusión en España. Il Giornale afirma:

??Desde hace varias semanas circula por Extremadura una comitiva ambulante que, de ciudad en ciudad, imparte cursos de educación sexual gratuitos. La iniciativa ha sido criticada porque costará a la región cerca de 14.000 euros. El ABC cita las críticas de los populares a la administración regional socialista, viendo ??un escándalo y una provocación? en el hecho de que la tercera región con más parados de España ??malgaste dinero público en tales cursillos?. Protestas han sido formuladas también por el partido UPyD y por la Asociación católica de padres de alumnos?.

Dejando de un lado que Extremadura no es precisamente una «región en miseria», como dice el periodista (¿miseria como donde? ¿como Liberia? ¿Como Níger? ¿Como Biafra?),  la repercusión que ha tenido la noticia es inquietante y mucho más si es el diario ABC quien está proyectando en el extranjero nuestra imagen.

Por una parte el texto habla de un presupuesto de 14.000 euros, cifra que parece un escándalo tanto a foráneos como a neoconservadores patrios. ¿14.000 euros  les parece una cifra muy elevada para una Comunidad Autónoma? No, salvo que lo que se esté diciendo en realidad es que nunca debió ser destinado a educación sexual, -que para algo están los compañeros de clase.

Recientemente hemos sabido que en 2008 abortaron en España 115.812 mujeres. Esta cifra representa un aumento del 3,27% respecto a 2007. El dato también ha provocado un gran revuelo y aunque ha puesto el foco en la ley del aborto, ha dejado de lado parte del verdadero problema: la educación sexual de los que viven en España es paupérrima, pacata y reprimida.

No se puede criticar que una autonomía europea destine dinero a educación sexual, y mucho menos cuando hace una semana se alertaba de las temibles cifras del aborto. Lo que debería criticarse es que se destine solamente dos millones trescientas mil pesetas para explicarle a la gente en que consiste vivir la sexualidad sin tenebrismo, sin superchería, sin miedos inducidos.

Porque realmente lo que están criticando es que la sexualidad no siga siendo un simple instrumento reproductivo; Un instrumento del que no se debe hablar. Que ya se sabe que las armas las carga el diablo.

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