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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Posiblemente es prematuro hablar del yihadismo como responsable del atentado en Noruega, aunque sin grupos terroristas allí y con problemas fronterizos menores, no parece muy desenfocado.  Y desde luego, independientemente de su autoría, lo ocurrido es un drama de gran impacto para una sociedad tan poco acostumbrada a sufrir atentados, vengan de donde vengan.

En julio 2010 la policía desarticuló una célula de Al Qaeda en Noruega y Alemania con tres detenidos.  La prensa noruega señaló que preparaban un atentado de grandes dimensiones, como los que sufrimos en Madrid el 11 de marzo de 2004.
Además, las tropas noruegas participan en la misión de la OTAN en Afganistán y formaron parte de la coalición que invadió Irak en 2003, aunque sus efectivos se retiraron del país en 2005. Y recientemente varios diarios publicaron las polémicas viñetas de Mahoma.

Así que todo lleva a pensar en esa autoría. De ser así, los acontecimientos nos volverán a mostrar que ni la intervención en Afganistán, ni en Irak, ni en otros países del mundo árabe, han conseguido hacer del nuestro un mundo más seguro. La estrategia belicista no es adecuada para un terrorismo deslocalizado, que incluso vive durmiente entre nosotros. Más bien al contrario: el belicismo es gasolina en la hoguera de los fanatismos.

El terrorismo es también un fracaso de la sociedad occidental.

En nuestro «mundo desarrollado», hemos logrado un importantísimo grado de progreso y de convencimiento de que la paz y la vida humana, tienen el mayor de los valores. Sin embargo esos valores no hemos sido capaces ni de exportarlos ni de instalarlos con firmeza.

El terrorismo permanece entre nosotros, a veces dormido, y mientras no abramos una reflexión profunda sobre la naturaleza del mismo y sobre la forma de abordarlo, tendremos que estar dispuestos a que nos despierte con brutalidad de esta falsa ensoñación que hemos fabricado.

El terrorismo no es culpa de los ciudadanos de occidente pero es un pequeño fracaso de nuestra capacidad para la seducción moral.

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