La crisis catalana lleva ya varios días jugándose también en el campo internacional y especialmente en los medios globales, ya que tanto independentistas como el gobierno español intentan imponer allí su relato. El gobierno catalán sigue logrando bastante repercusión. The Washington Post publica este viernes un artículo del propio Carles Puigdemont reafirmando que habrá referéndum en Cataluña. El día antes lo había hecho en The Guardian. Y el presidente catalán es asimismo entrevistado en Le Monde.

Sin embargo, pese a la disposición para dar visibilidad a la causa y los argumentos catalanes, en general lo que defienden los editoriales de los principales diarios y medios internacionales es que es necesario, especialmente tras la última escalada de tensión, que ambos actores den un paso atrás y busquen el diálogo. Esto incluye pedir a los catalanes que desconvoquen el «anticonstitucional» referéndum del 1-O y también que el gobierno español apueste de verdad por un diálogo político para buscar una nuevo acuerdo constitucional. Hay asimismo un cierto «reparto de culpas y críticas» hacia ambos bandos por la escalada de la crisis y la constatación de que Bruselas parece colocarse más cerca de la posición de España, garantizando que respetara la Constitución.

The Economist habla de «los modos anticonstitucionales» de Cataluña para un fin «indeseable» y dice que hay mejores maneras que un referéndum para alcanzar sus «legítimas» reclamaciones. Su editorial afirma que Carles Puigdemont debería dar un paso atrás en su «imprudente» referéndum porque advierte de que aunque la consiga, la votación será cuestionada «no solo legalmente, sino también políticamente». Pero también resalta que «hay algo que está mal en España y su manera de intentar arreglar este problema». Señala que Rajoy debería «actuar menos a la defensiva» y sentarse a negociar un acuerdo con Cataluña, ofreciendo cambiar la Constitución. Insiste en que el derecho a la secesión, «debería ser difícil, pero no imposible», y solo con una «mayoría clara y una participación alta». En este sentido recuerda que los referéndums en Québec y Escocia no llevaron a la independencia.

The Guardian pide que tanto España como Cataluña den un paso atrás ante el abismo. Su editorial, que acompaña el artículo de Puigdemont, señala que Madrid ha gestionado de forma nefasta un «deliberadamente provocativo» referéndum, pero advierte de que «los eslóganes simplistas y las posiciones radicales no pueden ocultar que los catalanes están profundamente divididos sobre la independencia y las últimas encuestas indican que solo la apoyan un 41%. Sin embargo enfatiza que Cataluña quiere el derecho a decidir y considera que la «legalista aproximación» de Rajoy ha evidenciado una «perturbadora indiferencia» hacia estas demandas. Advierte en cualquier caso en contra de seguir adelante con el 1-O, por las dudas de legitimidad que tiene y porque «ignorar una orden constitucional es violar la ley». Apunta que Bruselas ha dejado claro que una independencia unilateral significaría salir de la UE, pero cree que podría haber una mediación europea en la crisis. Pero advierte de que para ello tanto Madrid como Barcelona deben dar un paso atrás y buscar una solución política.

Le Monde apunta que los esfuerzos de los independentistas catalanes no dan frutos en Bruselas. No es un editorial, pero sí una crónica de sus dos corresponsales en Bruselas que destaca que la «guerra de comunicación y de nervios» entre los independentistas catalanes y el gobierno español también se juega en Bruselas. Subraya que lo hace desde hace años, pero ahora en mayor medida según se ha ido tensando la situación en Cataluña. Sin embargo constata que hasta este momento los esfuerzos de los independentistas catalanes no han hado resultados y la Comisión Europea se ha alineado implícitamente con los argumentos de Madrid, «teniendo gran cuidado en no responder a las presiones de los independentistas». Y resalta que incluso después de las detenciones en la Generalitat, la UE no se ha desviado de la línea oficial.

La Tribunde de Geneve señala que la UE mantiene silencia sobre Cataluña, pero no logra disimular la inquietud. El diario suizo explica que los europeos rechazan comentar el fondo del pulso cada vez más tenso entre Madrid y los independentistas catalanes. Pero enfatiza que no logran sin embargo disimular el malestar e inquietud por esta crisis sin precedentes en la UE. Apunta que la Comisión repite incansablemente la «doctrina Prodi» de que en caso de secesión dentro de la UE, el nuevo estado no sería automáticamente parte de la UE y apunta que tanto desde París como desde Bratislava, los mensajes siguen la línea de Madrid. Cita asimismo a analistas que creen que la crisis es demasiado profunda y sería demasiado arriesgado para la UE tomar ahora partido o interferir.

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