Hacinados en campamentos de chabolas, con duras condiciones laborales y desprotegidos frente al coronavirus y sin medidas básicas de higiene. Así viven, según denuncia un reportaje del diario británico, los inmigrantes que recolectan la verdura y la fruta en los campos e invernaderos de Almería, conocidos como el «Mar de plástico» y que constituyen la «huerta de Europa». Explican que las malas condiciones de vida y de explotación laboral en esta zona han sido ya a menudo denunciadas -la prensa internacional de hecho les ha dedicado ya un buen numero de artículos-, pero, con la pandemia y la segunda ola de coronavirus, la situación de desprotección y falta de acceso a mascarillas o desinfectante es un nuevo motivo de preocupación y denuncia. Y vuelve a poner bajo los focos al campo español.

The Guardian detalla el caso concreto de Hassan un marroquí que vive en El Barranquete, uno de los más pobres de los 92 campamentos informales que acogen a entre 7.000 y 10.000 inmigrantes que trabajan en el llamado Mar de plástico de Almería, las 31.000 hectáreas de invernaderos que son conocidos como «la huerta de Europa». Y enfatiza que muchos de estos trabajadores esenciales que recogen la fruta y verdura que luego llega a los supermercados británicos, viven en chabolas sin electricidad, agua corriente o sanitarios. Añade que a las malas condiciones de vida hay que sumarle las laborales «a menudo terribles» trabajando del amanecer al alba, bajo altas temperaturas y a cambio de un salario de 5 euros la hora. Y enfatiza que ahora además en plena segunda ola de la pandemia, los inmigrantes denuncian que les han dejado completamente desprotegidos.

El reportaje subraya que no son casos aislados y que han entrevistado a 45 inmigrantes empleados en cultivos de Almería y todos denunciaron las «condiciones de explotación sistemática» antes y durante la pandemia. Pero ahora además apuntan que no han tenido acceso a equipos de protección personal, a pesar de que la ley española lo estipula, ni han recibido suficientes mascarillas, guantes o desinfectante -cita el caso de un trabajador al que le dieron dos mascarillas en seis meses- ni han podido mantener la distancia social al trabajar.

Se resalta que tanto organizaciones de consumidores británicos como el relator de pobreza extrema de la ONU han denunciado y pedido a España que se investigue esta «tragedia humana» y las «inaceptables condiciones» de estos trabajadores. Pero aunque se menciona el plan de 1,1 millón de euros de la Junta de Andalucía para mejorar las condiciones sanitarias y de seguridad y los programas del Ministerio de Trabajo para proteger a los trabajadores de la Covid19, The Guardian apunta que los inmigrantes tienen pocas esperanzas de ver una mejoría. Y cita a uno de ellos señalando: «sólo importa que trabajemos para que haya verdura en Alemania o Reino Unido. Es como si hubieran olvidado que también somos seres humanos».

The Guardian es un diario británico fundado en 1821 y conocido hasta 1959 como The Manchester Guardian. Su línea editorial es de centro izquierda. Es propiedad del Guardian Media Group, que también edita The Observer, controlado hasta 2008 por The Scott Trust, una fundación sin ánimo de lucro centrada en mantener la independencia del diario. Ahora pertenece a The Scott Trust Limited, una compañía que ya no es una fundación, pero mantiene los mismos preceptos. Fue el diario que destapó el escándalo de las escuchas telefónicas en Reino Unido que provocó el cierre del tabloide News of the world. Y en 2014 obtuvo un premio Pulitzer por su cobertura del caso Snowden. En julio de 2015 su circulacion era de 171.318 ejemplares, la 4ª entre los grandes diarios, pero su website es el 2º más popular del Reino Unido, solo por detrás del Daily Mail.

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