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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Lo del nombre, en realidad, sólo es relevante para Francisco Camps y su gente del PP. Además, ya lo ha dicho Javier Gómez en el tiempo de la Sexta: «a la guerra del agua, se le está mojando la munición» por momentos.

Conviene, no obstante, aclarar conceptos. La diferencia entre este trasvase y el del PHN que defendía el PP es sencilla: uno es una tubería de 40 kilómetros y el otro pretendía ser un río de hormigón de 600 km, para gloria de constructores de la obra pública. Suena parecido sí, pero resulta algo diferente ¿no? Seguramente, claro, a mi también me parecerían la misma cosa si yo estuviera en medio de una guerra sucesoria  y tuviera enfrentado a medio partido por el poder, pero no es así.

Yo no estoy a favor de los trasvases, los minitrasvases, de las transfusiones o del riego por goteo de gran caudal que se va a construir ahora. Como señalan en Greenpeace las regiones deberían desarrollarse sólo con los recursos de los que disponen. Confiar en los recursos ajenos, sobre los que no se tiene autoridad, para seguir construyendo es una política disparatada. Pero los usuarios también son responsables y deberían ser conscientes de la escasez de agua en todo el país. 

Si que choca que en el año 96 se pusieran en marcha medidas similares, construyendo una tubería parecida, que entonces socorría al levante español y a nadie pareciera importarle tanto como ahora. Por suerte en aquella ocasión no fue necesario utilizarlas. El agua llegó finalmente al rio.

Pero hoy, ¿cual es la situación en este momento? Una de las ciudades más importantes del país está en  al borde de la emergencia. No es lo mismo necesitar agua para construir que necesitarla para beber. Así que, concluyo, no estoy de acuerdo, no me gusta, pero yo, desde luego, tampoco tengo ninguna alternativa.

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