La sanidad, como en tantas otras actividades, por su extraordinaria y trágica trascendencia la máxima es que «o se hace bien o no se hace».

Sin embargo, el error (qué concepto tan abierto y terrible en sanidad), como parte incondicional del contexto de algo tan complejo y delicado, hace que la trasparencia sea un elemento indispensable (evidentemente no el único) para recuperar la confianza.

Esta «gravísima negligencia», en palabras del propio Gerente del centro, tampoco debe hacernos dudar de la calidad del Hospital Gregorio Marañón como una de las instituciones sanitarias más importantes del mundo, un patrimonio del que sentirse orgullosos todos los ciudadanos, que depurará las condiciones bajo las que la tragedia de la familia de Rayán y Dalilah fue posible.

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