El diario estadounidense publica la primera entrevista que concede el político del PP tras su liberación. No está firmada y ha sido incluída en la sección de Opinión. En ella, Angel Carromero sostiene que el accidente en el que murieron Payá y Cepero fue causado por otro vehículo. Y añade: «He tenido que declarar ante notario para que al menos se sepa la verdad si algo me sucede».

La entrevista en la web del Washington Post

El Washington Post se refiere a Carromero como «lider del partido en el poder» y recoge su versión sobre el accidente: «Apareció un coche para molestarnos y se acercó mucho. Tenía miedo, pero Oswaldo me dijo que no me detuviera a menos que ellos me obligaran a hacerlo. Conduje con cuidado, sin darles motivos para que nos pararan. La última vez que miré por el espejo retrovisor, me di cuenta de que el coche se había acercado demasiado y de repente sentí un golpe muy fuerte atrás. Perdí el control del coche, y también la conciencia, o eso es lo que creo, porque a partir de ese momento mis recuerdos no son claros, tal vez por los medicamentos que me dieron»

Añade: «El golpe desde atrás cuando salimos del camino no necesitaba ser fuerte, porque recuerdo que no había acera o inclinación. El asfalto era amplio y no había tráfico. Estoy especialmente en desacuerdo con la afirmación de que íbamos a una velocidad excesiva, ya que Oswaldo era muy cauteloso.La última marca que vi en el velocímetro era de unos 70 kilómetros por hora. Los ‘airbags’ no llegaron a saltar, las ventanas no se rompieron y tanto mi copiloto como yo salimos ileso».

Además el político español asegura: «No quiero causar más problemas. Quiero volver a mi vida anterior. Entiendo incluso, aun siendo inocente, que tenga mi libertad restringida debido al acuerdo bilateral entre Cuba y España. Sólo espero que tan injusta situación no dure demasiado. A pesar de las acusaciones diarias de la prensa y los defensores de la dictadura de Castro, no es mi intención hablar sobre tan traumática experiencia. En España he recibido amenazas de muerte y tuve que declarar ante notario para que al menos se sepa la verdad si algo me sucede.»

[Leer el artículo completo en The Washinton Post]

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