Martín Rodríguez Yebra, de La Nación, explica en radiocable.com que la venta del 11,8% de las acciones de YPF que le quedaban a Repsol y su salida de Argentina era algo esperado y que conviene tanto a la empresa española como al gobierno argentino. Añade que tras el gran golpe y desprestigio que sufrió la imagen de Repsol en el país durante la nacionalización, ahora se ha equilibrado, porque se ha asumido que los graves problemas energéticos no tienen que ver con las operaciones de una empresa extranjera.

Martin Rodríguez Yebra asegura que la venta de su participación en YPF: «era una decisión esperable, que ya anticipó Brufau, el presidente de la compañía en la última Junta de accionistas. Repsol hace tiempo que quería salir de Argentina y el gobierno argentino también tenía interés en que esa salida se produjera. Tal vez no esperaban que fuera tan rápida y de una manera tan abrupta vendiendo el 12% en una sola operación. Pero de alguna manera fue una decisión hablada entre gobierno y empresa. Y como las acciones van a terminar en varios fondos de inversión, para el gobierno argentino va a ser quizá más fácil tener interlocutores con menos acciones.»

El corresponsal no cree que esta salida afecta a la imagen de Repsol en Argentina: «El poco apoyo que tuvo Repsol desde que llegó a Argentina estuvo siempre ligado a lo controvertida que fue la privatización de YPF, una empresa muy simbólica. Después hubo un tiempo en que la imagen fue más o menos normal, según el desarrollo de la empresa. Y luego tuvo un fuerte desprestigio y un fuerte golpe antes y durante el proceso de nacionalización, donde el gobierno argentino hizo una campaña muy fuerte de demonización de Repsol para convertirle en el gran culpable de la crisis energética que vivía Argentina.»

Añade: «Después de dos años de estar YPF en manos del gobierno, hay una idea generalizada en Argentina de que los graves problemas energéticos que sufre el país no tienen que ver tanto con la operación de una empresa extranjera, sino con cuestiones estructurales más amplias. Y la salida total de Repsol que se produce ahora está como aceptada. Diría incluso que la mayoría de la gente creía que ya se había ido cuando la nacionalización.»

Y sobre el acuerdo de compensación, Martin Rodríguez Yebra apunta: «Creo que beneficia a los dos. Para Repsol es un muy buen acuerdo, partiendo desde lo tremendo que fue para la empresa la nacionalización. Pero aceptada esa pérdida, es una salida muy buena. Recibe una compensación que está dentro de lo que esperaba. Aunque reclamara más, siempre esperó recibir más o menos esa cantidad. Y encima lo recibe con una garantía extraordinaria que van a permitir a Repsol monetizar el dinero y hacer mejores negocios en otras partes del mundo. En cuanto al gobierno, era obligado dar ese paso. Aunque quizá si lo hubiera hecho mejor en su momento hubiera tenido que pagar menos y asumir menos deuda.»

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