El presidente hondureño, Manuel Zelaya, ha vuelto a su país… Tras dos publicitados y fallidos intentos, Zelaya ha vuelto a Honduras y se aloja en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. Mientras tanto, el presidente de facto y golpista, Roberto Micheletti, ha declarado «el toque de queda» tras su llegada.

Zelaya, que lleva desde el domingo allí y que aterrizó sin permiso en el aeropuerto de El Salvador, advierte que «nadie» le volverá a sacar de Honduras. El legítimo presidente no tan solo cuenta con el apoyo de Brasil y su presidente Lula Da Silva, a quien Michelleti pide la entrega de Zelaya, sino de Hugo Chávez, que fue quien prestó el avión con el que se facilitó el regreso a su país, y gran parte de la comunidad internacional…

En EEUU, mientras tanto, piden «diálogo»:

La jefa de la Diplomacia estadounidense recomendó a Zelaya y al presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti, que inicien un diálogo para evitar nuevos brotes de violencia tras la inesperada vuelta al país centroamericano del mandatario derrocado.

Zelaya, que cuenta también con el apoyo de Naciones Unidas, declaró tras su llegada al país que espera «que las Fuerzas Armadas no usen armas para venir aquí a interrumpir este diálogo que queremos abrir en el país con organizaciones privadas, políticas y religiosas». ¿Su objetivo? «Reconstruir la democracia».

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