Los problemas de la central en Japón han reavivado el debate sobre la energía nuclear. En la blogosfera se considera que ha quedado demostrado que no puede hablarse de riesgo cero. El blogger Hugo Martinez Abarca defiende en radiocable que esto implica que es necesario «un debate político, no técnico sobre si queremos asumir ese riesgo».

Hugo Martinez Abarca

Hugo Martínez Abarca recuerda que los defensores de lo nuclear hasta ahora mantenían que esa energía solo falló en Chernobyl por la falta de «dinero y democracia, pero que en las condiciones tecnológicas actuales es perfectamente segura». Y se acusaba a los antinucleares de «estar cargado de ideología y prejuicio». Sin embargo Fukushima ha demostrado «empíricamente» que aún con máxima tecnología en «condiciones extremas, las centrales nucleares nos pueden llevar a grandísimos peligros».

Por ello defiende que partiendo de la base de este reconocimiento de la imposibilidad de garantizar la seguridad al 100%, «es necesario un debate político, no técnico, sobre si nos merece seguir con este modelo, arriesgando nuestras vidas y las de otros». El blogger advierte que además en en futuro próximo el cambio de modelo será obligatorio porque «en las condiciones actuales hay energia nuclear para 80 años, pero si apostamos por ella, consumiremos más recursos con lo cual se acabará antes».

En la red otros muchos blogs reflexionan y opinan en el debate sobre la energía nuclear.

La central Fukushima
(Foto: Flickr/YanniKouts)

Antonio Ruiz de Elvira explica en su blog que las «centrales nucleares NO son seguras, se diga lo que se diga, como no lo son los coches y los aviones… es una opción barata, siempre que el coste de los accidentes no los asuman las empresas propietarias de las centrales, sino a escote toda la población. Pero, ¿Necesitamos pagar ese escote? ¿Necesitamos ese riesgo?»

Ramón Lobo en Aguas Internacionales reflexiona: «falta una información esencial: qué está ocurriendo dentro de Fukushima. En los dos accidentes más graves de la historia, Chernóbyl y Three Mile Island, no se dijo la verdad. Se mintió. Hay preguntas esenciales: ¿son seguras las centrales? ¿Son seguros los Gobiernos y los (presuntos) responsables de velar por su seguridad?»

Manuel Rico en Trinchera digital apunta que «quizá sea una obviedad recordarlo, pero ninguna autoridad de los países donde se han producido accidentes nucleares admitió con antelación que las centrales no eran seguras. O, dicho de otra manera, está comprobado que las nucleares son seguras? hasta que dejan de serlo«.

Ignacio Escolar recuerda «la energía nuclear no se hace cargo de todas las facturas. No pagan por su futuro: por los costes de la gestión milenaria de sus peligrosos residuos, que se quedan de herencia por los siglos de los siglos. Tampoco pagan por su presente: por esos riesgos tan evidentes hoy en Japón. ¿Serían rentables las nucleares si tuviesen que contratar un seguro que cubriese las terribles consecuencias de un posible accidente?»

Rosa María Artal en Periscopio argumenta «los especuladores neoliberales, los políticos a su servicio, tienen bien amarrada a la sociedad, pero la Naturaleza se les escapa. Pocas cosas tan destructivas como el que ??por causas naturales, siquiera, un terremoto por ejemplo-  se libere la bestia que las centrales nucleares y los almacenes de residuos guardan en su interior.

Iñigo Saenz de Ugarte en su blog Guerra Eterna sostiene que «estoy inclinado a dar la razón a los científicos y creo que mantener nuestro nivel de vida sin destruir el planeta exige asumir riesgos muy superiores a los del pasado. Pero si los ingenieros de la muy capitalista Japón demuestran un nivel de incompetencia parecido al de los de la URSS, o sencillamente les resulta imposible impedir que Fukushima se convierta en un cementero nuclear similar a Chernóbil, no veo cómo se puede ganar ese debate.».

Javier Madrazo en su blog cree que «queda probado ahora que las centrales nucleares no son tan seguras como nos querían hacer creer y el riesgo tantas veces denunciado como negado  es una realidad incuestionable… La suspensión del uso de energía atómica es un demanda social asentada en Europa, aunque los Gobiernos apuesten por ella sin escuchar el clamor ciudadano en su contra.

En Migui consideran que «para bien o para mal la energía nuclear es una incómoda hipoteca que occidente debe afrontar hasta que pueda liquidarla en favor de energías limpias, energías que ya no son una utopía y por las que se debe apostar sin duda alguna. Cosa que, creo, no se está haciendo en la medida que se debería y en países como España, se está incluso poniendo trabas a su futuro».

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