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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

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Necesitamos políticos preparados, no enchufados.

Un servicio privatizado no es necesariamente más eficiente. Yo prefiero que estos servicio sean públicos, pero dado que están siendo privatizados, lo menos que podemos exigir a la administración es que funcionen adecuadamente, sin que les sean modificadas las normas de juego en mitad del partido.

Debemos estar alerta ante privatizaciones de servicios básicos: ¿imaginas una crisis así con la sanidad o la educación?

Los servicios privatizados deben ser mejor supervisados, en los procesos previos y en los posteriores.

Ana Botella en La Razón

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  1. He trabajado durante dos periodos de mi vida en el sector de la limpieza viaria. Durante un periodo trabajé para una empresa familiar, que se había convertido en un pequeño emporio local en una ciudad mediana, hasta que el político de turno para medrar dentro del partido (Llegar a ser Consejero autonómico) concedió el servicio a una empresa del conglomerado de Florentino Pérez. Y durante una época más breve, trabajé para FCC, una gran empresa del sector, y viví el ajuste en un ayuntamiento pequeño de la zona metropolitana.
    Mis impresiones…
    A favor de la privatización:
    1. El servicio de limpieza viaria no es un servicio vital, como puede ser la sanidad. Normalmente, no muere nadie porqué las calles soporten cierto grado de suciedad. Desde esa perspectiva, es un servicio cuya privatización en principio no tiene porqué provocar muertes directas entre la población.
    2. Los servicios privatizados suelen ser más eficientes a la hora de reducir costes: menos plantilla y menos derechos laborales. Más indefensión de los trabajadores que gusta a según que colectivos de ciudadanos. Por ejemplo, al que deposita la bolsa de basura en una papelera, al tendero que quiere que le barran la puerta cada día, al propietario de un bar que quiere que el barrendero se tome allí diariamente su café.
    Por otro lado, el ayuntamiento tiene ciertas ventajas: no tiene que decidir a quien contrata ni a quien despide. Y la empresa de limpieza se convierte en una salida laboral para familiares y amigos (perdedores claro…) de los políticos y personal administrativo del ayuntamiento. No hay que olvidar que los inspectores de la empresa están siempre en la casa consistorial, coordinados con personal municipal, para mejorar el servicio. Oye mira, le dice la secretaria de urbanismo a uno de esos inspectores, que mi cuñado se ha quedado sin trabajo… ¿No le podrías encontrar alguna cosa en vuestra empresa? En la última empresa en la que trabajaba, muchos de los trabajadores habían entrado así. Algunos compañeros tenían familia o conocidos en el Ayuntamiento, por supuesto no todos.
    Argumentos en contra de la privatización…
    1. Permite reducir el gasto municipal: no se trata de empresas de alta tecnología que requieren una alta inversión: se trata de camiones, peones y conductores. Personal no cualificado con los sueldos más bajos y más fácil de reemplazar con la actual legislación laboral. Montas una empresa pública por cuatro duros y no tienes que dar beneficio a un tercero y encima reduces la partida dedicada a limpieza en el ayuntamiento.
    Hay que tener en cuenta que las infracciones medioambientales suelen pagarlas los ayuntamientos y no las empresas. A la empresa le puede interesar reducir costes que provoquen infracciones y luego las multas las paga el ayuntamiento (Por ejemplo, esconder basura doméstica en un compactador metálico de poda)
    2. Evitar el chantaje permanente. Los ayuntamientos se endeudan y después están secuestrados en manos de estas empresas que consiguen desde canjes de deuda por suelo público, hasta conseguir cambios en el sistema de recogida que buscan la exclusiva reducción de costes para maximizar beneficios. Por ejemplo, obligar al Ayuntamiento a cambiar el sistema de recogida y de contenedores a cambio de deuda futura para despedir personal y cambiar camiones. Muchas veces, las huelgas en la recogida de basura o limpieza de las calles, no son legítimas luchas entre empresarios y trabajadores. Sino paros patronales encubiertos, donde el empresario usa a los trabajadores para presionar al ayuntamiento de turno.
    3. Evitar arbitrariedades: por ejemplo se limpian cada día determinadas calles (por ejemplo por la presión de los comerciantes, o porqué vive allí personal del Ayuntamiento o políticos determinados y descuidar otras zonas de la ciudad.