El próximo 30 de octubre se va a presentar este Manifiesto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Está firmado por personalidades variadas del mundo de la ciencia, la cultura, la educación, el periodismo y las artes.

OTRA POLÍTICA Y OTROS VALORES PARA SALIR DE LA CRISIS

 Después de dos años de una crisis que ha creado millones de desempleados y ha provocado que el número de personas hambrientas y desnutridas en el mundo alcance un nuevo record, están bien claras las causas de esta grave situación. 

Dejar en plena libertad a los capitales financieros y dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las relaciones económicas sólo lleva, como estamos comprobando, a la inestabilidad permanente, a la escasez de recursos financieros para crear empleo y riqueza y a las crisis recurrentes.

Se ha demostrado también que la falta de vigilancia e incluso la complicidad de las autoridades con los poderosos que controlan el dinero y las finanzas, esto es, la falta de una auténtica democracia, sólo produce desorden, y que concederles continuamente privilegios, lejos de favorecer a las economías, las lleva al desastre.

Dejar que los bancos se dediquen con absoluta libertad a incrementar artificialmente la deuda con tal de ganar más dinero es lo que ha provocado esta última crisis.

Pero también es una evidencia que las políticas neoliberales basadas en reducir los salarios y la presencia del Estado, el gasto social y los impuestos progresivos para favorecer a las rentas del capital, han provocado una desigualdad creciente.

Y que la inmensa acumulación de beneficios de unos pocos, en lugar de producir el efecto «derrame» que pregonan los liberales, ha alimentado la especulación inmobiliaria y financiera que ha convertido a la economía mundial en un auténtico e irracional casino.  

Y es evidente que esos desencadenantes de la crisis no tienen que ver solamente con los mecanismos económicos, sino con la política controlada cada vez más por los mercados, por el poder al servicio de los privilegiados y por el predominio de la avaricia y el afán de lucro como el único impulso ético que quieren imponer al resto del mundo los grandes propietarios y los financieros multimillonarios.

Por eso la crisis económica que vivimos es también una crisis política y cultural y ecosistémica.

Las prácticas financieras neoliberales que la han provocado se justificaron con el predominio de unos valores culturales marcados por la soledad, el individualismo egoísta, la degradación mercantil de los conceptos de felicidad y de éxito, el consumo irresponsable, la pérdida del sentido humano de la compasión y el descrédito de las ilusiones y las responsabilidades colectivas.

Los debates surgidos en torno a esta crisis demuestran que en las democracias occidentales se ha establecido un enfrentamiento peligroso entre los poderes económicos y la ilusión política.

Los partidarios del mercado como único regulador de la Historia piensan que el Estado debe limitarse a dejar que los individuos actúen sin trabas, olvidando que entre ellos hay una gran desigualdad de capacidades, de medios y de oportunidades.

Por eso le niegan capacidad pública para ordenar la economía en espacios transparentes, y para promover los equilibrios fiscales y la solidaridad social. Y por eso desacreditan el ejercicio de la política.

Pero la política no debe confundirse con la corrupción, el sectarismo y la humillación cómplice ante los poderes económicos.

La política representa en la tradición democrática el protagonismo de los ciudadanos a la hora de organizar su convivencia y su futuro.

Palabras como diálogo, compromiso, conciencia, entrega, legalidad, bien y público, están mucho más cerca de la verdadera política que otras palabras por desgracia comunes en nuestra vida cotidiana: corrupción, paraíso fiscal, dinero negro, beneficio, soborno, opacidad y escándalo.

Como esta crisis es política y cultural, debemos salir de esta crisis reivindicando la importancia de la política, la educación y la cultura.

No podemos confundir la sensatez y la verdad científica con diagnósticos interesados en perpetuar el modelo neoliberal y sus recetas financieras. Ahora resulta prioritario buscar una respuesta progresista a la crisis.

Para evitar nuevas crisis en el futuro hay que luchar en primer lugar contra todas las manifestaciones de la desigualdad.

 Y para ello es necesario garantizar el trabajo decente que proporcione a mujeres y hombres salarios dignos y suficientes, y el respeto a sus derechos laborales como fundamento de un crecimiento económico sostenible.

Así mismo, es imprescindible que se lleven a cabo reformas fiscales que garanticen la equidad, la solidaridad fiscal, sin paraísos ni privilegios para millonarios, y la mayor contribución de los que más tienen, para que el Estado pueda aumentar sus prestaciones sociales y ejercer como un potente impulsor de la actividad económica.

Frente a los daños ecológicos de la ambición especulativa, una respuesta progresista supone revisar los marcos jurídicos para que sea posible una mayor protección de nuestro ecosistema y establecer suficientes incentivos para promocionar la  producción y el consumo sostenibles.

Frente a un modelo productivo basado en la especulación financiera e inmobiliaria y en la consideración de que nuestros recursos son ilimitados, una respuesta progresista supone invertir más en educación, investigación y cualificación laboral.

Frente al desprestigio de la política, una respuesta progresista supone devolverle la autoridad a los espacios públicos y a los representantes de los ciudadanos para que regulen en nombre del interés común las estrategias del mercado.

Frente a la misoginia y la discriminación de género, una respuesta progresista supone consolidar las políticas de igualdad, defender el derecho a la reproducción y medidas específicas para evitar que las mujeres se vean relegadas al paro o a la economía sumergida y a soportar muchas más horas de trabajo no retribuido que los hombres, sufriendo así en mucha mayor medida que éstos los efectos de la crisis.

Frente al racismo y a la xenofobia, una respuesta progresista supone defender los derechos de los trabajadores extranjeros y asegurar el respeto jurídico a la dignidad las personas.

Frente a la soledad, la pobreza y el egoísmo, una respuesta progresista supone apostar por los valores culturales de la solidaridad, que no son ideales utópicos trasnochados, sino la mejor muestra de la dignidad cívica de los sentimientos humanos.
Firmas:Ángeles Aguilera (periodista), Ana Belén (actriz, cantante), Fernando Beltrán (poeta), Felipe Benítez Reyes (escritor), Juan Diego Botto (actor), Concha Caballero (profesora de literatura), José Manuel Caballero Bonald (escritor), Juan Ramón Capella (analista social), Fernando Delgado (escritor), Concepción del Moral (librera), Luis García Montero (escritor), Jesús García Sánchez (Editor), Jordi Gracia (catedrático de universidad), Almudena Grandes (escritora), María Isabel Lázaro (arabista), Olga Lucas (traductora), Víctor Manuel (cantante), Mariano Maresca (profesor Filosofía del Derecho), Eduardo Mendicutti (escritor), Román Orozco (periodista), Benjamín Prado (Escritor), Rafael Reig (escritor), Manuel Rico (escritor y crítico literario), Javier Rioyo (cineasta y periodista), Miguel Ríos (cantante), José Ramón Ripoll, (poeta), Azucena Rodríguez (cineasta), Olga Rodríguez (periodista), Ana Rossetti (escritora), Joaquín Sabina (cantante), Ángel Sáenz Badillo (hebraísta), José Luis Sampedro (escritor), Judit Targarona (hebraísta), Juan Torres (catedrático de universidad), Manuel Ángel Vázquez Medel (catedrático de universidad), Juan Vida (pintor), entre otros.  

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5 Replica a este post
  1. Me gustaría saber qué se puede hacer parfa firmar este manifiesto o cualquier otra aportación. Gracias Olga .

  2. [Mi reflexión] -también Gran Bretaña ??va fatal?-:
    En 1945 la encrucijada era la del mundo frente al comunismo. En esta crisis, la verdadera encrucijada ¿ES LA DE EUROPA (la antigua de la Comunidad Europea -aún no despertada del sueño dado por terminado del keinesianismo al que le debe su modelo social y de derechos- y la «recién llegada» perdida tras su desembarco al sueño europeo -rumano Pietre Roman a Hora25 Global sobre el muro de Berlín-), puerta con puerta con la «autosuficiente» África y el «muy estable» Oriente Medio?

    Tradicionalmente el bienestar fue de Estados Unidos, Europa Occidental y de Japón (eso si que es CULTURA EMPRESARIAL y COMPROMETIDA con su sociedad, sincrética y heredera de sí misma).

    No sé si habría que añadir algo más, pero ¿TENDREMOS QUE INVENTAR y REINVENTARNOS los europeos UN MODELO PROPIO, ?NICO QUE NOS PERMITA responder A NUESTRA REALIDAD CONCRETA heredera de derechos, dignidad, bienestar, ideología, análisis crítico, convivencia, escrutadora de su historia para construirse, ejerciente de su propia voz…? seguro que habría más que añadir, pero LO SEGURO es que sólo con la incertidumbre, respuestas imitadas de otras realidades (¿semejantes?) y las pasiones (+ o – bajas) no es posible elaborar todo un modelo.

    SER HEREDEROS del bienestar (sus frutos) nos hace posible disfrutar de la LUJOSA OPCI?N de poder intentar elaborar nuestro futuro.

  3. ¿Conocéis el documental ??No a la venta?? producido por el Observatorio de RSC y la UNED, se puede ver en http://www.noalaventa.com.

    En él se exponen datos y opiniones sobre las grandes corporaciones, sobre su acaparamiento de poder y sobre sus actuaciones, aportadas por diferentes personalidades del mundo de la empresa, del activismo y de expertos en responsabilidad social corporativa.
    Su lema: «La globalización ha generado un nuevo contexto que necesita nuevas reglas de juego en la sociedad del siglo XXI».

    Página propia en Facebook y enlace desde la de Punto de fuga (cadena SER).

  4. http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2009/10/12/0003_8031250.htm
    Tribuna | José Carlos Bermejo Barrera (Catedrático de Historia)
    C?MO ACABAR CON UNA DEMOCRACIA:
    ??Decían los antiguos que la historia es la maestra de la vida. La mayoría de los modernos, por el contrario, creen que la historia no sirve para nada. Los historiadores, que solo sabemos profetizar lo que ya pasó, no tendríamos así nada que decir del presente, y mucho menos del futuro. Yo creo que, si bien es cierto que la historia no permite predecir lo que va a ocurrir, sí permite comprender por qué nuestros antepasados actuaron o pensaron de una determinada forma, y cómo muchas veces se equivocaron al analizar la situación del tiempo que les tocó vivir.
    Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la Europa de los años 20 y 30…?

    Libros en http://www.akal.com: Ciencia, ideología y mercado; La fragilidad de los sabios y el fin del pensamiento.