Los episodios climáticos más extremos pueden colapsar poblaciones de insectos como las mariposas
Dos investigaciones lideradas por el CREAF con estos lepidópteros constatan que los microclimas forestales pueden aliviar los efectos del cambio climático sobre los insectos. Por ejemplo, la elección del microhábitat —más soleado o con más sombra— de la mariposa blanca verdinervada y la blanquita de la col para poner huevos determina su supervivencia frente a las olas de calor. Y , según detalla en Sinc, si aumenta la frecuencia de fenómenos meteorológicos más raros e intensos, podría haber un alarmante descenso de insectos.
Un estudio del @CREAF_ecologia indica que los episodios climáticos más extremos pueden colapsar poblaciones de insectos como las mariposashttps://t.co/QLIw16wkqD
— SINC (@agencia_sinc) September 10, 2025
Dos nuevas investigaciones lideradas por la investigadora del CREAF Maria Vives-Ingla, constatan que los microclimas que se dan en el bosque —zonas con una temperatura, sombra o humedad diferente al ambiente— pueden aliviar los crecientes impactos del cambio climático, proporcionando, por ejemplo, condiciones de menor temperatura y mayor humedad.
Pese a este dato, el equipo también ha descubierto que si se cumplen los peores escenarios futuros de calentamiento y aumenta la frecuencia de los fenómenos meteorológicos más raros e intensos, como olas de calor superiores a 40 °C combinadas con sequía, las ‘reglas del juego’ cambian. De este modo, podría haber un alarmante descenso de insectos, donde incluso estos refugios climáticos podrían perder su efecto protector. La investigación se ha llevado a cabo con la mariposa blanca verdinervada (Pieris napi), pero según el equipo los resultados podrían extrapolarse a otras mariposas e insectos.
Durante cuatro años intensivos de investigación, el proyecto MICROCLIM ha publicado en Ecological Monographs un estudio que demuestra que las larvas de mariposa tienen una tasa de supervivencia diferente según el microhábitat donde se haya hecho la puesta y se desarrollen, este artículo se publicó en la fase inicial del proyecto. El mismo proyecto también ha publicado un estudio más reciente en Global Change Biology que demuestra que, en escenarios futuros con fenómenos extremos de muy baja frecuencia pero elevada intensidad, hay un descenso generalizado de mariposas independientemente del microhábitat que elijan.
Dónde poner los huevos marca la diferencia
Más concretamente, el artículo publicado en Ecological Monographs demuestra que la elección del microhábitat por parte de los insectos puede determinar su supervivencia frente a olas de calor.
La investigación se llevó a cabo con dos especies de mariposas comunes en Cataluña, la blanca verdinervada (Pieris napi) y la blanquita de la col (Pieris rapae), que, a pesar de usar las mismas plantas para alimentarse y poner huevos, seleccionan microambientes muy diferentes: zonas sombreadas en el caso de la blanca verdinervada y áreas abiertas y soleadas en el caso de la blanquita de la col, que pueden experimentar una diferencia de temperatura de entre 3 y 10 °C entre las zonas sombreadas y las soleadas.
El resultado es que las mariposas P. napi, que eligen zonas más sombreadas, reducen drásticamente la mortalidad por calor extremo, “a pesar de ser más sensibles al calor en términos fisiológicos”, explica Carnicer. Sin embargo, este refugio térmico tiene un coste: las plantas huéspedes en zonas sombreadas pueden escasear durante las sequías estivales, lo que podría poner en peligro la disponibilidad de alimento para las larvas. “Por lo tanto, vemos que estudiar el impacto del cambio climático a nivel de microhábitat es clave”, destaca el investigador.

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