Un informe de The Lancet y la OMS reclaman situar la protección de la salud en el centro de la acción climática, ante la evidencia de que la dependencia de los combustibles fósiles y la falta de adaptación a un planeta más cálido tiene consecuencias devastadoras. Advierten, según detallan en Sinc, que más de la mitad de los indicadores de riesgo ya están en niveles límite y la mortalidad relacionada con el calor ha aumentado un 23 % desde la década de 1990, con un promedio anual de 546 000 muertes atribuibles a las altas temperaturas.