Los compuestos ‘químicos eternos’ se acumulan en las aguas de la Antártida
El trabajo de dos centros del CSIC demuestra que los PFAA y resto de contaminantes químicos considerados permanentes superan la barrera de las corrientes oceánicas a través de aerosoles marinos y se depositan en aguas antárticas en forma de lluvia o nieve. Según detallan en Sinc, hasta hace 15 años se pensaba que estos compuestos no podían llegar a la Antártida, pero ahora se han detectado en niveles inesperados.
Un trabajo del @IDAEA_CSIC y el @IQOG_CSIC revela que los PFAAs, compuestos sintéticos utilizados en la industria y productos de consumo, alcanzan niveles hasta ahora inesperados en las aguas próximas a la Antártidahttps://t.co/SB9qVqaQar
— SINC (@agencia_sinc) November 11, 2025
Un estudio liderado por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y el Instituto de Química Orgánica General (IQOG-CSIC), ha descubierto que los ácidos perfluoroalquilados (PFAAs), compuestos sintéticos utilizados en la industria y productos de consumo, alcanzan niveles hasta ahora inesperados en las aguas próximas a la Antártida.
El trabajo, publicado en Communications Earth & Environment, es el primero en probar que los PFAAs que llegan a la Antártida a través de aerosoles marinos y su posterior deposición atmosférica húmeda mediante lluvia o nieve, se acumulan en el océano austral próximo a la península Antártica. Este estudio reescribe los mecanismos de transporte dominantes de estos contaminantes a escala global hasta la fecha.
Las sustancias per- y polifluoralquiladas (PFAS) son una familia de compuestos químicos muy resistentes a la degradación que, por sus propiedades, se han utilizado como antiadherentes en diversos productos como envases de alimentos, gran variedad de textiles, materiales de construcción y de extinción de incendios, cosméticos, etc. Algunos de ellos, como el ácido perfluorooctanoico (PFOA), son cancerígenos en humanos y otros animales, mientras que otros, como el sulfonato de perfluorooctano (PFOS) se consideran posibles cancerígenos según la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud.
Además de su amplia distribución, preocupa su extrema persistencia en el medio ambiente, razón por la cual estos compuestos se conocen como químicos eternos. “Hace 15 años se sugirió que los PFAS no podían llegar a Antártida por las corrientes oceánicas. Con este estudio hemos demostrado que sí lo hacen, pero transportados por la atmósfera, mediante la nieve y la lluvia. Lo relevante es que están aumentando las concentraciones en una zona remota como la Antártida”, señala Jordi Dachs, científico del IDAEA-CSIC e investigador principal del proyecto sobre contaminación global.
Campañas de 2021 y 2022
Estos resultados se han logrado en dos campañas oceanográficas, en 2021 y 2022, en las que se recogieron muestras de agua desde el Atlántico Norte hasta el océano Antártico, utilizando la misma metodología. La investigación ha demostrado que las concentraciones de PFAAs son similares en zonas atlánticas y antárticas, confirmando su distribución global. Los niveles más altos se encontraron en aguas oceánicas con influencia de las costas de Brasil y Argentina.

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