Los pueblos indígenas reivindican en la COP30 su papel contra el cambio climático
Las comunidades nativas apenas contribuyen al cambio climático, pero lo sufren en mayor medida. Se les llama guardianes de la biodiversidad porque protegen y gestionan gran parte de la naturaleza terrestre. Hasta ahora no se les ha dado voz en las mesas del clima. La COP30 que se celebra en Belém, en la Amazonia brasileña, pretende, como explican en Sinc, ser un cambio de rumbo y dar un papel a los pueblos indígenas.
La estrecha convivencia con su entorno natural explica por qué el cambio climático castiga en mayor medida a los pueblos indígenas.
En la #COP30, estas las comunidades exigen ser escuchadas.
Por @yanes68 https://t.co/o8NFsz5FDj
— SINC (@agencia_sinc) November 17, 2025
Suman solo el 5 % de la población mundial, pero en sus manos está el 80 % de la biodiversidad terrestre en un 40% de las áreas protegidas y paisajes ecológicamente intactos. Pese a ello, reciben menos del 1 % de los fondos internacionales para el clima. Son los pueblos indígenas, y es obvio que no forman parte del mundo favorecido; apenas contribuyen al cambio climático, pero sufren especialmente sus efectos.
En la Amazonia brasileña, la cumbre del clima COP30 (de las siglas en inglés de Conferencia de las Partes) se ha presentado como la encrucijada para situar a estos pueblos en el foco que merecen y reconocerles la debida justicia climática. “La relación entre el pueblo y la tierra está en el corazón de nuestra identidad y de nuestro modo de vida”, dice a SINC Rowan Foley, miembro del clan Wondunna del pueblo Badtjala de la isla australiana de K’gari. Foley es fundador y director de la Aboriginal Carbon Foundation (AbCF), una ONG que promueve la gestión tradicional indígena de las tierras y de los créditos de carbono que generan. La estrecha convivencia con su entorno natural explica por qué el cambio climático castiga en mayor medida a los pueblos indígenas.
Como indígena, Foley conoce estos efectos de primera mano: “Las estaciones húmedas llegan más tarde y son menos predecibles, mientras que aumentan la intensidad y la frecuencia de las inundaciones”. El desbaratamiento de los ciclos naturales tradicionales afecta a las actividades que dependen de ellos, como la caza o la pesca, fuentes de alimento; pero también se extiende al agua y las infraestructuras, a las prácticas culturales, la salud y el bienestar.
Amenazas a la supervivencia
El caso de Foley y su pueblo de origen es un ejemplo de entre otras muchas comunidades indígenas que se enfrentan a diversas amenazas a su supervivencia a causa del cambio climático. En el Amazonas, la sequía alimenta los incendios que destruyen la selva. “En climas fríos, los pueblos indígenas están perdiendo hielos que están profundamente conectados con su modo de vida”, cuenta a SINC la científica climática Astrid Caldas, de la Unión de Científicos Conscientes, que investiga la adaptación de las comunidades al cambio climático.
Caldas enumera diversos impactos que afectan a los pueblos indígenas: directos, como la pérdida de tierra, especies, ecosistemas y otros recursos naturales; indirectos, como el cambio en los usos de la tierra por extracción de petróleo u otras explotaciones que contribuyen al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero e imponen violencia y presión migratoria sobre las comunidades locales.
“La COP de los pueblos indígenas”
La COP30 tiene como grandes objetivos principales avanzar en las medidas prioritarias para limitar el calentamiento global a 1,5 grados —sobre todo el abandono de los combustibles fósiles anunciado por primera vez en la COP28 de Dubái en 2023— y en los compromisos financieros ya contraídos, además de presentar los nuevos planes de acción nacionales.
Pero hay algo nuevo, un espíritu inédito respecto a ediciones anteriores, o al menos esa es la intención: se la ha llamado “la COP de los pueblos indígenas”. El pasado abril, con anticipación a la cumbre, la presidencia brasileña de la COP30 y el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático del país anfitrión lanzaron en Brasilia el Círculo de los Pueblos Indígenas, que busca “establecer un vínculo directo entre la presidencia de la COP y los pueblos indígenas”, según declaró Ana Toni, directora ejecutiva de la COP30.
Al mismo tiempo se creó la Comisión Internacional Indígena, liderada por el Ministerio de los Pueblos Indígenas y que reúne a organizaciones nativas brasileñas e internacionales. El gobierno brasileño declaró que pretende situar a las poblaciones indígenas, los “guardianes de la biodiversidad”, en el centro de las negociaciones y las decisiones de la COP30. Frente a los 350 representantes indígenas que participaron en la COP28 de Dubái, Belém acoge a unos 3 000, un millar de ellos en la Zona Azul de las negociaciones oficiales.

Radiocable.com y su programa La Cafetera se financian con las aportaciones de lectores y oyentes. Necesitamos tu ayuda para sobrevivir. Si te gusta el periodismo que defiende el programa y sientes que te acompaña, hazte suscriptor-mecenas aquí.






