La relectura de Imperio, de Antonio Negri y Michael Hardt, inducida por un amigo sabio e ilustrado, me está resultando tan estimulante como actual.

La intuición obsesiva que muchos tenemos y que nos resulta tan preocupante, y que hoy me parece un hilo conductor de mi blog, de que vivimos una concreción del lenguaje (del espacio de lo real) hacia las finanzas y los lazos contractuales de carácter consensual está tan presente en esta obra que, como otras obras en otros tiempos, se vuelve a hacer imprescindible para comprender los fenómenos que a macro y micro escala vivimos. 

Elementos, herramientas, como las Redes Sociales de esta nueva éra parecen soluciones pero parte del fenómeno imperial consiste en la asimilación de todo, en el cambio permanente, en la corrupción como elemento constitutivo (citando a Negri y Hardt: debemos entender a la corrupción también en términos metafísicos: donde la entidad y la esencia, la efectividad y el valor no hallan una satisfacción común, allí no se desarrolla la generación sino la corrupción): 

(?) [Sobre] Las dos grandes ideologías que definieron la  fase madura [de la modernidad europea]: la ideología liberal que descansa en el concierto pacífico de las fuerzas jurídicas y su suspensión en el mercado; y la ideología socialista, que apunta a la unidad internacional a través de la organización de las luchas y la suspensión del derecho.

¿Sería correcto decir, entonces, que estos dos desarrollos diferentes de la noción del derecho que persistieron juntos durante los siglos de la modernidad tienden hoy a estar unidos y presentados como una categoría única? Sospechamos que éste es el caso, y que en la posmodernidad la noción de derecho debe ser entendida nuevamente en los términos del concepto de Imperio. (?)  Si podemos reconocer ya, (…) algunos síntomas importantes del renacimiento del concepto de Imperio –síntomas que funcionan como provocaciones lógicas alzándose sobre el terreno de la historia, que la teoría no puede ignorar.

El Ser Humano es, por decirlo socarronamente, algo más complejo que el ??homos economicus?. La concreción del Hombre en un Ser Financiero es tan corta, tan peligrosa, como desagradable e injusta en términos absolutos ??y comprendo que estos términos están fuera de lugar en la lógica Imperial.

El ??Fin de la Historia? como el advenimiento del Mercado nos dice que asuntos tales como la Crisis actual son constitutivos del Imperio, y por tanto nunca soluciones o alertas. En este sentido podemos estar tranquilos de que esta Crisis pasará y, en cambio, seguros vendrán otras que la harán buena. 

Algo tiene que cambiar si no queremos que todo siga igual?

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