El fotografo español, que ahora prepara un reportaje sobre la corrupción en España para el New York Times tras los realizados sobre el hambre o los desahucios, explica en radiocable.com algunos detalles de su trabajo y analiza su impacto. Samuel Aranda rechaza por completo la sugerencia de una «conspiración de la prensa anglosajona» y señala que ONG´s españolas reflejan una realidad incluso más dura que la que mostró el diario estadounidense.

Samuel Aranda

Samuel Aranda dice que no le sorprendió el impacto que sus imágenes sobre el hambre en España provocaron: «pero si la reacción de algunos medios conservadores. Y además fue surrealista, porque poco después Cruz Roja hizo un informe mucho más duro que lo que nosotros contábamos en el New York Times y los mismos medios que nos criticaban, lo publicaran con sus fotos».

El fotógrafo asegura: «periodismo es contar lo que está pasando. Y es un síntoma de las democracias muy desarrolladas aceptar que no pasa nada por mostrarlo y hacer autocrítica». Revela que para el reportaje sobre el hambre estuvo trabajando con Caritas: «fueron ellos los que nos pusieron sobre aviso de que la situación era mucho más grave que lo que nosotros pensábamos. Antes de la crisis atendían a 100.000 familias y ahora a 1 millón. Quien no quiera ver eso… que siga pidiendo fotos positivas para enviar al New York Times».

Aranda rechaza por completo que exista una conspiración de la prensa anglosajona contra España: «Es el mismo discurso que usaba Mubarak en Egipto de buscar tres pies al gato y hablar de conspiración extranjera. Es patético. Nuestra clase política y banqueros, los que nos gobiernan, se han encargado de destrozar la economía. Y ahora el problema va a resultar que somos los periodistas por explicarlo».

Describe el modo de trabajar del New York Times: «En esto fuimos muy serios desde el principio. Cuando se organiza un trabajo de este tamaño desde el NYT, que son casi tres meses entre reuniones, proceso de trabajo y edición, se dejan las cosas muy claras. Por ejemplo rechazamos que apareciera ningun mendigo, porque eso lo hay en todas las sociedades, no es efecto de la crisis. Pero si lo son las urbanizaciones abandonadas, la gente manifestándose por el paro o las familias que antes eran de clase media y que ahora rebuscan en las basuras. En esto el NYT siempre pide la máxima seriedad y ética posible».

El fotógrafo añade: «Lo noticiable ahora en España es que la tasa de paro esté por encima del 25%, la de los jóvenes en el 50% y un millón de familias necesite para comer. No se dice que esa sea la realidad de todo el país, pero si que está ahi y que crece muchísimo».

Y en cuanto a las acusaciones de que su trabajo perjudica la imagen de España apunta: «Creo que perjudica más lo que hicieron medios como Antena 3 que pidió a sus lectores fotos positivas para enviarle al NYT. Y eran imágenes de gente comiéndose una paella, niños jugando en la playa… ese tipo de cosas yo creo que hace más daño al país. Y revela que no se quieren asumir errores, ni hacer autocrítica».

Sobre el reportaje que el fotógrafo prepara ahora sobre la corrupción para el diario estadounidense y que se publicará a finales de marzo, explica: «Llevamos mucho tiempo documentándonos pero como cada semana o casi cada día salen nuevos casos, es difícil abarcarlo todo. Y cuando parece que ya lo has visto todo, aparece un nuevo caso… Tampoco entiendo que el hecho de que hagamos un reportaje tenga tanta repercusión. La repercusión debería ser lo que está pasando. Los casos de corrupción que hay y que nadie esté en la carcel.»

 

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