La detención por parte de la policía de Nueva Dehli de la joven activista india y miembro del movimiento «Fridays for Future» ha provocado una ola de indignación en el país y protestas a favor de su liberación. Disha Ravi, a la que ya se ha bautizado como la «Greta Thunberg india» por su relación con la ecologista sueca y su activismo ambiental ha sido acusada de «conspiración» por ayudar a los granjeros indios que protestan contra las nuevas leyes del gobierno.

Disha Ravi tiene 22 años, es de un barrio humilde de Bangalore y ha sido tremendamente activa en su defensa del medio ambiente. Ha luchado contra las inundaciones de su ciudad, contra una central hidroeléctrica, a favor de la conservación del macaco de cola de león, de lagos, árboles y es además una de las fundadoras de la rama india de «Fridays for Future», el movimiento global iniciado por Greta Thunberg contra el cambio climático.

Pero su última batalla ambiental la ha enfrentado con el gobierno de Narenda Modi que la acusa de «conspiración», «sedición» y de empañar la imagen del país por redactar y difundir en las redes sociales un documento con herramientas de protesta para los agricultores indios. Estos llevan desde noviembre, luchando contra una reforma agrícola que el gobierno plantea para modernizar el sector, pero que los agricultores denuncian que devastará sus ingresos.

Sus movilizaciones han llamado la atención y han sido amplificadas recientemente por Greta Thunberg, la cantante Rihana o Meena Harris, sobrina de la vicepresidenta Kamala Harris. Y el pasado 26 de enero, su desafío al gobierno de Modi se intensificó y hubo enfrentamientos con la policía, muriendo un manifestante y resultando heridos cientos de campesinos y agentes.

En este contexto, se ha producido el arresto y encarcelamiento de Disha Ravi. El gobierno le recrimina redactar un documento sobre la protesta y compartirlo en concreto con Greta Thunberg que lo redifundió vía twitter. Esto según las autoridades tenía como objetivo «crear desinformación y colaborar con grupos separatistas para difundir el descontento contra el Estado indio».

La propia Ravi se ha defendido diciendo que ella no redactó el documento, sino que solo editó dos líneas para apoyar a los agricultores, pero el gobierno intenta culparla por la violencia desatada en la protesta. Esto ha provocado una ola de indignación y descontento y manifestaciones en varias ciudades del país, como Bangalore o Bombay pidiendo su exoneración.

Además figuras como la escritora Arundhati Roy, abogados e historiadores han hecho público un manifiesto en el que califican de «absurdas» las acusaciones contra Desha Ravi y las denuncian como un intento de «criminalizar el disenso y las protestas». A la protesta y las críticas se han unido asimismo ONGs como Human Rights Watch, los partidos de la oposición e incluso jueces que aseguran tras examinar el documento que no han encontrado nada referente a la violencia, la incitación o la sedición. . Y muchos denuncian que Ravi está siendo utilizada como cabeza de turco y hablanb de un «ataque sin precedente a la democracia».

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