Barcelona, Granada, Zaragoza, Alcalá de Henares, pero también Milán, Estocolmo, Dublín, Viena… El previsible traslado de sede de la EMA, Agencia Europea del Medicamento, desde Londres cuando se consuma el Brexit se está convirtiendo en una auténtica carrera de masas. Sólo en España, nueve ciudades han anunciado que aspiran a acoger el organismo comunitario, pero hay al menos otra media docena de países que también van a presentar su candidatura.

Inicialmente el gobierno español anunció su respaldo a Barcelona, pero varias voces han pedido que se reconsidere ese apoyo y que se elija una ciudad por consenso. España está decidida a pelear la batalla por ser sede de alguna importante institución europea, ya sea la EMA o la Autoridad Bancaria Europea, EBA, para la que se postula Madrid. La prensa extranjera ya se ha hecho eco de esta aspiración y la propia Soraya Sáenz de Santamaría confirmó al Financial Times que se había creado un grupo de trabajo con el objetivo de que al menos una de las dos sedes se trasladara a suelo español.

(Foto: Flickr/FranciscoJavierArgel)

Acoger a la Agencia Europea del Medicamento es un caramelo en muchos aspectos para cualquier ciudad. Tiene un presupuesto de 335 millones de euros, da empleo directo a unas 900 personas y cuenta asimismo con una red de 4.000 expertos colaboradores. Pero además puede contribuir a atraer a empresas del sector y crear toda una «industria satélite» a su alrededor.

Barcelona fue la primera ciudad española que se declaró candidata para albergar la EMA. Entre sus atributos destaca su buena comunicación y tener el quinto sector farmacéutico más productivo de Europa, además de acoger a la mitad de los laboratorios españoles. De hecho, cuando Londres fue elegida como sede de la EMA, la ciudad condal quedó en segunda posición en la carrera. En julio, Rajoy anunció que apoyaría la candidatura barcelonesa, pero la presión de otras ciudades españoles y la tensión por el desafío soberanista podrían condicionar este apoyo.

Granada, Alicante, Tenerife, Málaga, Alcalá de Henares, Zaragoza, León… también han manifestado su disposición a concurrir en esta pugna. Cada una con una serie de  con argumentos que mezclan las capacidades científicas, las infraestructuras o su entorno. Y la Xunta de Galicia también ha decidido sumarse a la carrera, aunque sin especificar qué ciudad sería candidata. Ante la posible «guerra autonómica»,  desde el PSOE se ha pedido al gobierno que la candidata española sea elegida por consenso.

España es el país en el que parece que más ciudades aspiran a ser sede de esta institución europea. Esto podría debilitar las posibilidades de acogerla. Aunque en otros países también hay competencia entre localidades por ser la elegida. En Francia, por ejemplo Lyon ha sido la última en oficializar su candidatura, pero también lo han hecho Lens y Estrasburgo.

La prensa global destaca además que hay otras aspirantes. En Irlanda, el ministro de sanidad, Simon Harris confirmó a finales de septiembre que presentaría formalmente la candidatura de Dublin. También Dinamarca ha dicho estar interesada en traer la institución a Copenhague, donde Novo Nordisk, el mayor fabricante de insulina hace lobby para ello. Y el primer país que mostró su interés por ser sede de la EMA, Suecia cree que tiene más opciones que nadie. Por si no fuera bastante, las candidaturas de Milán e incluso Bruselas, complicarían aún más la elección.

En cualquier caso la carrera para acoger la EMA promete, al igual que la de la EBA, ser larga y competida. Parece claro que si se confirma el Brexit, ambas sedes saldrán de Londres, pero aún no hay ni calendario, ni procesos de selección sobre la mesa. Sólo se sabe, como ha explicado la propia Agencia Europea del Medicamento, que la decisión será tomada por la UE y los países miembros. España puede hacer valer el argumento de su infrarrepresentación en las instituciones comunitarias, que ya se puso de relieve cuando Luis de Guindos intentó hacerse con la presidencia del Eurogrupo. De hecho la propia derrota entonces del ministro de Economía, podría ser una baza a favor. Pero será una ardua batalla.

(Foto: Flickr/EuropeanParliament)

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