Nuevamente matanzas de civiles. Ayer, dos. Una cerca de Tikrit, Irak: La fuerza aérea estadounidense lanzó bombas contra inocentes. Murieron 16 iraquíes, entre ellos seis mujeres y tres niños. La otra, en Afganistán: La Otan bombardeó y mató a 23 afganos, 13 de ellos civiles.

   Son «daños colaterales», así los llaman; pero ocurren constantemente. El goteo es incesante. El pasado sábado el Ejército estadounidense mató a decenas de iraquíes. Al menos 17 de ellos eran civiles, sobre todo mujeres y niños.

   Las agencias de noticias enviaron imágenes de dos niños muertos. Imágenes terribles pero necesarias, porque rara es la vez que el mando militar norteamericano admite sus asesinatos. Las imágenes de los cadáveres de los niños constituyen una prueba. Por eso hay que mostrarlas.

    Es lo que hay, es lo que está ocurriendo: Se mata y se tortura en nombre de nuestra libertad y nuestra seguridad.

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