Ha logrado una recuperación «admirable» desde la crisis del euro y en general es un «gran sitio para vivir», pero tiene algunos problemas que solucionar como la precariedad laboral juvenil, la baja integración de los inmigrantes o la debilidad del sistema educativo, además de la tensión a nivel político y en el «espinoso» asunto de Cataluña. Es lo que destaca el prestigioso semanario británico en un reportaje especial de varias páginas sobre España. Apunta que el país está a punto de cumplir 40 años de democracia y repasa «cómo ha envejecido» la Constitución y el consenso del 78. Resalta el incremento de la calidad de vida y la construcción de un auténtico Estado de bienestar, además de algunos avances sociales que hacen «que se sienta escandinava más que del sur de Europa». Por ello señala que «no necesita una refundación, pero sí reformas». Y considera que con 84 escaños, el gobierno es muy débil y «España no puede permitirse otros dos años de no hacer nada».

The Economist considera que la Constitución del 78 ha ayudado a traer a España «los mejores años» desde el Siglo de Oro, cuando dominaba el mundo. Entre los hitos logrados menciona «el incremento de la calidad de vida y la construcción de un auténtico Estado de bienestar tras el fin de su aislamiento internacional», así como la «integración en la Unión Europea y en la OTAN». Resalta asimismo que apenas existe la xenofobia, común en otros sitios de Europa y en asuntos de libertad personas como el matrimonio gay «España se siente escandinava más que del Sur de Europa». Algo que combinado con la alta esperanza de vida, un buen sistema sanitario e infraestructuras de transporte de primera clase, hacen de España «un gran sitio para vivir».

El reportaje enfatiza también el «admirable progreso», tras la crisis y ser hace seis años la «gran calamidad europea». Considera que gracias a las reformas estructurales -«impopulares, pero que funcionaron»- y a algo de buena suerte ha logrado una recuperación sostenible.  Pero advierte de que la crisis ha dejado algunas «heridas abiertas que aun no se han cerrado»: más desigualdad, más pobreza y trabajadores peor pagados. Menciona de hecho la precariedad laboral, la baja integración de los inmigrantes o la falta de inversión en I+D como algunos de los riesgos que afronta a nivel económico. También señala que en el plano político, la crisis se ha dejado sentir al acabar con el «tradicional y estable» sistema bipartidista y la irrupción de Podemos y Ciudadanos y considera que también ha hecho mutar el «nacionalismo catalán en independentismo intolerante».

El semanario señala de hecho que en el plano político, Cataluña es el gran y «espinoso» reto al consenso del 78. Afirma que referéndum del 1-O fue ilegal y que «la legislación internacional no reconoce el derecho de autodeterminación en una democracia desarrollada, por lo que ningún político europeo serio quiere apoyar esto y el referéndum escocés es improbable que se copie en otros lugares». Pero considera que en su gestión de la crisis catalana, Rajoy nunca encontró el «equilibrio entre firmeza, comprensión y proporcionalidad», aunque cree que los instintos de Pedro Sánchez son «mejores» en este asunto. Considera que en este terreno y en general, España «no necesita una refundación, pero sí reformas». Y ahora la responsabilidad recae en Sánchez. Aunque señala que al tener sólo 84 escaños, sería «inteligente» por parte del presidente español convocar elecciones, porque desde que el gobierno del PP perdió la mayoría absoluta, también perdió el impulso y «España no puede permitirse otros dos años de no hacer nada». Añade que en PSOE y Ciudadanos, «están los elementos de una futura coalición reformista» y que hacer España «más efectiva y atractiva» puede ser la mejor manera de derrotar el independentismo.

The Economist es un semanario británico que se publica desde 1843 y considerado un referente en el  análisis de las relaciones internacionales y la economía. Su opinión influye en la imagen exterior de los países, en los inversores internacionales y marca la agenda de otros medios de comunicación. Desde agosto de 2015 ha dejado de pertencer a Pearson y ahora Exor, compañía de la famila italiana Agnelli dueña de Fiat, controla el 43,4%. La familia Rothschild posee el 25% de las acciones. El resto se reparte entreo otras destacadas familias británicas y empleados y ex trabajadores de la revista. Su linea editorial es neoliberal tanto a nivel económico -a favor del libre mercado, la globalización y la libre inmigración- como en temas sociales -han apoyado el matrimonio gay, la legalización de las drogas o el control de armas-. Y politicamente han respaldado tanto a candidatos conservadores como de izquierdas. Sus artículos no van firmados. Su circulación en 2017 roza los 1,5 millones ejemplares.  

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