Sin sorpresas. Esa sería la frase que resumiría el debate entre Zapatero y Rajoy, y estoy contenta de que sea así.  Los dos han estado en línea con sus respectivas actitudes durante la legislatura: el primero trabajando por los ciudadanos y para los pueblos,  y Rajoy para su partido, ambos absolutamente consecuentes con su ideología.  Por  eso es de esperar que los mismos que votaron a cada  formación política hace cuatro años, repitan ahora ¡Cuestión de coherencia!

Para nada me ha impresionado el tono teatral del líder del Pp preparado para la ocasión, y que efectivamente le hace candidato a un Grammy, pero he echado de menos un juez que le parara los pies en la falsedad de los datos que ha manejado.
No me gustaría que en el próximo encuentro Zapatero se viera obligado por sus asesores a utilizar un tono más agresivo, al que no nos tiene acostumbrados. Pero sí le aconsejaría que el día de antes durmiese un poco más, porque creo que Rajoy le produce un profundo cansancio.

No comprendo como este país no es consciente del pedazo de presidente que tenemos. En USA fueron más rápidos en reconocer a un Kennedy, al que solo la voz de las balas pudo parar.  Esperemos que esta vez nuestro pueblo no se equipare, con su voto, a las armas.

Podría decir más cosas, pero como yo lo veo claro y además tengo sueño, que sean los demás los que se alarguen.
He dicho.

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