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Este es uno de los millones de videos que circulan por la red. En él una joven saudi muestra su casa y explica como transcurre su vida. Reside en una urbanización de clase media alta, en pequeños chalets similares a los adosados españoles. Explica que tiene una habitación para el servicio y cómo han habilitado un espacio fuera para los niños. Tienen un salón con cómodos sofas, una pantalla de plasma, un cocina con microondas… La mujer lleva puesto el burka pero por lo demás, la escena resulta soprendentemente similar a las que se vive en cualquier país occidental.

Y es que cuando se superan los prejuicios y la desconfianza, las culturas, incluso en un país como Arabia Saudí, se parecen mucho más de lo que podría pensarse. Las diferencias se reducen aún más si hablamos de gente joven que se graba para Internet. En Youtube es fácil encontrar videos como el de esta musulmana cantando de forma sugerente… igual que han hecho miles de jóvenes de EEUU o Europa.

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Y el choque de civilizaciones o los discursos que avivan las diferencias entre el mundo árabe y el occidental parecen perder buena parte de su sentido cuando se observa lo mucho que tienen en común estas dos adolescentes que cantan y fuman en el salon de su casa, con tantas otras que eligen esta misma forma de pasar el tiempo en nuestros vecindarios.

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La moda de grabarse bailando ante el televisor parece que tampoco entiende de culturas enfrentadas o religiones antagónicas.

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