La publicación de las actas de ETA de su negociación con el Gobierno han provocado un aluvión de reacciones y comentarios en la blogosfera. Sobre la recuperación de la lucha antiterrorista en el debate político, muchos denuncian que es un error. Algunos bloggers como Manolo Saco de Fuego amigo acusan al PP de hipocresía.

Manolo Saco

Para Manolo Saco, el PP demuestra hipocresía en su reacción ante la publicación de las actas de ETA porque «a ellos les hubiera gustado poder haber hecho una negociación mucha más fuerte de la que pudo hacer en su momento Aznar». Lamenta que ahora los populares hayan roto el pacto de no utilización del terrorismo en momentos electorales.

Considera además que «cuanto más delicado sea un asunto, más exquisita tiene que se la forma de negociar en silencio. Y más en el caso de ETA, donde las sensibilidades están a flor de piel». Por eso critica el que «un partido político que nos puede gobernar dentro de un año este jugando con estos asuntos». Y asegura que le «aterra» pensar que pasará cuando el PP gobierne, «como van a solucionar ellos el tema».

En la red, pueden leerse otros muchos analisis y reflexiones sobre las actas de ETA.

Integrantes de ETA
(Foto: Flickr/Gorkataplines)

Ignacio Escolar cree que las actas demuestran que «si de algo pecó el Gobierno socialista durante esa negociación, no fue de blando sino de duro. Zapatero apenas se movió: ni derogó la ley de partidos para legalizar a Batasuna ni dejó de detener a etarras ni acercó a ningún preso a Euskadi ni mucho menos entregó Navarra. Y eso que había precedentes: durante la penúltima negociación, la de Aznar, en 1999, el Gobierno excarceló a 180 etarras».

Borja Ventura lamenta que la política contra ETA ya no sea secreta: «si algo tienen ambos procesos de negociación en común es la voluntad del Ejecutivo, entonces del PP, más adelante del PSOE, de conseguir el fin de la violencia de ETA. La cuestión es si poner la política antiterrorista sobre la mesa es necesario, si convertir a ETA en un arma arrojadiza conduce a algo más de lo que se ha conseguido por el camino contrario… en política antiterrorista hay detalles que quizá no conviene contar y detalles con los que no se debería hacer campaña política».

Josu Erkoreka defiende en su blog que en una negociación «nadie puede rasgarse las vestiduras por el hecho de que quienes participaron en ellas procurasen construir el marco de confianza mínimo indispensable para que cualquier ensayo dialogado pueda prosperar. Los aspavientos con los que el PP busca la cabeza de Rubalcaba carecen, por tanto, de la más mínima credibilidad. Son meras salvas preelectorales».

Manolo Rico considera en Trinchera Digital que «Rajoy se ha quitado la máscara de la moderación en la política antiterrorista y ha regresado al discurso ultra que le hizo perder las elecciones generales de 2008″. Y recuerda que «todos los gobiernos españoles de la democracia negociaron con ETA y todos tenían un único objetivo: debilitar a los terroristas y conseguir la paz. Y ello incluye por supuesto al Ejecutivo de aquel José María Aznar.

Melchos Miralles en su blog cree que «las actas de los terroristas sobre las reuniones negociadoras entre el Gobierno y ETA, mantenidas entre el verano de 2006 y mayo de 2007, colocan al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y al vicepresidente y ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en una situación que en cualquier país democrático sería insostenible«.

Ion Antolin en Blog y medio opina que «llamar acta a las notas tomadas por el susodicho con la misma mano que señalaba a los que serían asesinados, es dar ventaja en la dialéctica y entrar en ese mismo juego de costumbres que siempre nos llevará al error de apreciación. Si benévolo es leer esos textos como actas, el hecho de utilizarlos para arrear al Gobierno, encarnado en la persona de Rubalcaba es algo más peligroso».

Juan Carlos Escudier ironiza en su Tierra de nadie sobre como «las actas de ETA sobre las negociaciones con el Gobierno tienen la milagrosa facultad de resucitar en el momento más adecuado» y cree que Rubalcaba es el objetivo ahora. Pero añade: «conviene aclarar que estamos, en cualquier caso, ante una versión de parte ??la de ETA- y que, por lo general, entre lo que se dice y lo que se hace media un abismo. De lo contrario no se entendería que los terroristas hubiesen dado por roto el proceso.»

Paul Rios apunta que «las actas fueron encontradas durante la detención de Javier López Peña, Thierry. En aquel momento se encontraba inmerso en una lucha por el poder interno con Garikoitz Aspiazu, Txeroki. López Peña tenía que justificar internamente su ??gestión? en el último proceso de paz para poder mantener el liderazgo interno. Estos dos datos me invitan a acercarme con prudencia al contenido de estas actas. Seguramente encierran una parte de verdad pero no toda la verdad«.

Xuan Xose Sanchez se pregunta en su blog «¿Para que necesitamos las actas de ETA? Todo lo que se publica ya se sabía. Entraba dentro de la lógica de las cosas, porque aquel proceso de paz no podía haber sido de otra manera que como parecía que era y se había gestado».

El blog Debate callejero sostiene que «Aznar y Mayor hicieron lo correcto o no y lo hicieron mejor o peor, pero en ningún caso colaboraron con los terroristas cuando accedieron a legitimarlos públicamente, liberaron presos (incluso al que luego asesinó) o los acercaron al País Vasco… Eso sí, ambos procesos difieren en muchos puntos y en al menos dos esenciales. Durante el intento de Aznar, el PSOE apoyó o cuando menos ejerció la oposición con total responsabilidad sobre un tema de Estado».

El blog Impresiones habla de la hipocresía del PP y cree que en una negociación «resulta inevitable un juego de disfraces, verdades a medias y mentiras, más propio de una confrontación con tahures? El PP sabe que la partida hay que jugarla en estos términos, ¡de hecho ellos han estado en uno de los lados de la mesa -el mismo que ha ocupado el gobierno socialista- en tiempos de Aznar!, y, sin embargo, actúan como si no lo supieran, ¡tomándonos por idiotas!».

Desde La opinión del cuco creen que «la diferencia entre la negociación de ZP y la de Aznar es que el segundo  tuvo atada  y bien atada a la sociedad civil durante la totalidad del proceso negociador que duró desde el 26 de Septiembre de 1998 hasta el 21 de Enero del año 2000″.

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