Desde que el presidente anunciará que el deficit de España para 2012 sería del 5,8%, incumpliendo la meta fijada por la UE, la prensa extranjera analiza las implicaciones que esto tendrá para el país y para Europa. Hay coincidencia en señalar que la decisión española es la primera prueba de fuego para la disciplina y gobernanza fiscal que quiere Bruselas. Aunque algunos creen que Rajoy ha sido excesivamente osado, la mayoría considera que sus acciones están sirviendo para demostrar los riesgos de la excesiva rigidez de la UE y que esta deberia relajarse.

Mariano Rajoy

El Wall Street Journal dice: «España contra la inquisición presupuestaria. El enfoque legalista de la UE sobre las cifras de deficit no genera beneficio para nadie. La tinta aun no se ha secado en el nuevo pacto europeo para la gobernanza fiscal común, pero algunos de los firmantes ya están desafiando a las nuevas normas de Berlín -eh, Bruselas. España es el infractor esta vez, pero otros le seguirán pronto. Mientras, averiguaremos si el pacto va a salvaguardar la moneda común o simplemente consagrar una mala política económica en la legislación.

La decisión española pone de relieve la brecha entre las aspiraciones de la UE sobre su unión fiscal y la realidad. No hay mejor manera de mejorar la imagen presupuestaria global que haciendo crecer la economía en general. Para ello, España necesita tasas de impuestos más bajas, menos regulación y más incentivos para invertir, digan lo que digan las mandarines en Bruselas, Berlín o París.»

The New York Times resalta en un artículo de Stephen Castle resalta: «Una cumbre europea que parecía sorprendentemente rutinaria tras dos años de crisis terminó con otra prueba para la credibilidad de la eurozona. Los problemas de España son un recordatorio de cómo, en varios países, las medidas de austeridad propiciadas por la crisis de la deuda han erosionado la confianza y reducido el crecimiento, haciendo más difícil escapar de una espiral descendente. Aunque hubo quien apoyó a Rajoy sobre la base de que pretende cumplir el objetivo de 2013, su decisión de hacer el anuncio, en lugar de negociarlo con la Comisión Europea, ha sido vista por algunos como un paso en falso político.»

El Financial Times defiende en un editorial: «El cambio de decisión de Madrid tiene sentido: España demuestra que la austeridad en exceso puede empeorar la carga de la deuda en lugar de aliviarla. Pero el señor Rajoy dio una nota discordante con su insistencia en que se trataba de una decisión soberana, un actitud tipo «no es de su incumbencia» que muchos creian que se habían sido evitado con las nuevas leyes que dan más poder a Bruselas sobre la política económica nacional…

El reto es evitar solucionar los problemas tratando con dureza a todos por igual. Si la legislación europea es vista como un mandato económico perjudicial o políticamente inaceptable, la reacción en contra podría crecer más fuerte que nada de lo visto hasta ahora. Conseguir los objetivos de la nueva legislacion requiere aflojar un poco los tornillos.»

El Daily Telegraph sostiene en un analisis de Ambrose Evan Pritchard: «La rebelión española ha comenzado, más pronto y de forma más dramática de lo que esperaba. En los veinte años que he estado siguiendo de cerca los asuntos europeos, no puedo recordar un acto tan audaz y de abierto desafío por parte de cualquier estado. Y sin duda tiene razón entomar la iniciativa. La economía de España se contraerá este año un 1,7% y el desempleo llegará a 24% (o 29% si se contara como en la década de 1990). Combunar esto con una ajuste fiscal maníaco – y sin posibilidad de devaluación- es intelectualmente indefendible.» Y sostiene que el pacto fiscal está muerto por las acciones de España… y la llegada en Francia de Hollande.»

En la BBC, el editor para Europa Gavin Hewitt se pregunta en su blog si: «¿Será España la nueva Grecia?» El Gobierno español considera que, como Grecia, podría verse atrapada en una espiral de declive si hace lo que Bruselas le insiste que haga y hace aun más recortes. Sus acciones ponen de relieve una verdad simple. Los gobiernos pueden firmar pactos, pero al final son elegidos para actuar en los mejores intereses de sus electores, en lugar de los funcionarios en Bruselas.»  Destaca que para muchos está en juego la credibilidad de la UE y resalta: «España es un país demasiado importante para estar en disputa por su presupuesto, pero si se le permite posponer algunos de sus más duros recortes, se envía una señal clara de que los acuerdos bilaterales se pueden hacer.»

The Guardian reflexiona en el blog de Phillip Inman sobre si «¿Tiene Rajoy fuerza para para un pulso con Bruselas?» Recuerda la soledad en la que se encontró Papandreu cuando planteó un desafío semejante a Europa y asegura: «Su histórico ataque a Bruselas, es probable que le dé un gran apoyo interno. España, como Portugal e Irlanda, ha hecho la mayoría de lo que se le ha pedido. No es extraño que los mercados estén nerviosos. Una pelea entre Bruselas y Madrid sería aun más fea que la especulación de Grecia. Si Holanda también objeta y se une, la crisis va a estar de vuelta.»

Les Echos recalca: «Nadie imaginaba al afable y discreto Mariano Rajoy en el papel de rebelde. Y sin embargo se vistió de ello tras el Consejo Europeo. Citando una «decisión soberana», el primer ministro español dijo que su país reduciría su déficit presupuestario al 5,8% del PIB. Y pocas horas después de la firma del nuevo Tratado de la disciplina fiscal! El momento no podría ser peor. El pulso español provocó el malestar y la incomprension entre sus socios europeos, que apilan sus planes de austeridad. «España no ha hecho suficiente esfuerzo, dijo un diplomático français», Sometido a la creciente presión de la calle y de las fundamentales elecciones andaluzas, Rajoy ha optado por un enfrentamiento fuera en vez de un suicidio en casa.»

Liberation publica una entrevista a la economista de la OFCE Danielle Schweisguth que defiende que «la posición de Rajoy sobre el deficit es legítima. Madrid no puede actuar de otra manera, so pena de caer en una recesión a la griega.»

Frankfurter Allgemeine Zeitung asegura en un texto de Leo Wieland: «Cuando el presidente del gobierno español que no tiende a embarcarse en aventuras, vio que ya no tenía otra escapatoria, optó por huir hacia delante. La decisión arbitraria de concederse un margen de maniobra de déficit estatal más amplio en su país puede no gustar a muchos en la Unión Europea, entre ellos a Alemania. Pero en medio de una nueva y profunda recesión, en la que el desempleo amenaza con subir hasta la horrenda cifra de 6 millones de parados, el listón finalmente sí se situó demasiado alto para él.

El nuevo jefe de gobierno, que ya ha demostrado que se toma en serio las necesarias reformas estructurales en el mercado laboral o el saneamiento de los bancos, sigue siendo un socio serio y digno de confianza. Con el ??síndrome Grecia? en mente, tiene que pensar en la paz social, especialmente cuando los socialistas y los sindicatos están agitando los ánimos en las calles y preparan una primer huelga general.»

De Tijd destaca: «¡Iros a freír espárragos! Eso es lo que de alguna manera quiso decir Mariano Rajoy el viernes a la Comisión Europea tras la Cumbre Europea. Rajoy mostró el primer signo de rebelión ante la rígida interpretación de la férrea política presupuestaria a la que Europa rinde estos días homenaje al quedar plasmado en llamado pacto presupuestario. La sociedad española se encuentra bajo presión, tal y como revelan las numerosas manifestaciones y huelgas. Rajoy ultima sus reformas con tenacidad pero procura no romper completamente la espina dorsal de su país.

El pacto presupuestario europeo nació con mala estrella. No sólo España, sino también Holanda deberán realizar esfuerzos adicionales para alcanzar los objetivos marcados… carece de sentido obligar a países a extremar esfuerzos y a encaminarse hacia su autodestrucción. El corte de manga de Rajoy constituye una señal importante. Conviene que Bruselas tenga en cuenta dicha circunstancia. De lo contrario, la UE correría el riesgo de hundirse bajo los efectos de una serie de reglas superadas por la realidad económica.»

Il Sole 24 Ore sostiene en un análisis de Beda Romano: «La rebelión española ha aguado la fiesta del Tratado. Los españoles no han ganado la partida, y la Comisión desempeñará un papel crucial en la gestión de una cuestión que podría revelarse como un precedente para otros países. En Bruselas muchos señalan que el elevado desempleo en España es estructural (los niveles actuales no están lejos de los alcanzados en el pasado). Otros critican el hecho de que el nuevo gobierno, que ha subido al poder en diciembre, espere hasta marzo para preparar la Ley presupuestaria para 2012.»

La Repubblica dice «Lo que cuenta es que Rajoy, cuando toda Europa firmaba el compromiso solemne de disciplina presupuestaria, promovido por Berlín, lo vaciaba, no respetando el tope de déficit concordado… Rajoy no está aislado. Lo que se entrevé es un enfrentamiento entre la Europa ??alemana? y el FMI. No se pone en tela de juicio el objetivo, sino los plazos para alcanzarlo: según los expertos del Fondo, alargar los vencimientos rigurosamente impuestos por Berlín significa dar más aliento a la recuperación económica y, a la postre, al saneamiento de los presupuestos. En suma, Rajoy sería la muestra visible de un pulso, aún subterráneo, entre Christine Lagarde y Ángela Merkel.»

El Diario de Noticias publica un artículo de opinión de Mario Soares que asegura «Rajoy, ha tomado una decisión que sorprendió a la Unión Europea. Y que desde mi punto de vista fue lúcida y valiente.»

Espresso apunta en un texto de Ricardo Costa: «Con plena conciencia de lo que está haciendo, Rajoy puede condicionar el futuro de la zona euro. Si los mercados aceptan su decisión y financian a España a pesar del ??mal? resultado del déficit de 2012, Bruselas y Berlín sufren una derrota histórica. Lo que España quiso decir es que es posible llegar al mismo punto ??déficit del 3 % en el 2013 ?? sin tener que frenar tan bruscamente este año. Si el camino está correcto, tal vez haya sido la mejor noticia que Portugal recibió en muchos meses. Sólo queda esperar.»

Print Friendly, PDF & Email