Además del resultado deportivo -comentado por miles de medios en todo el planeta- la gran carga política del último `Clásico´ futbolístico español ha sido también ampliamente recogida fuera de nuestras fronteras. Destacan que las reivindicaciones independentistas y su vinculación con el Barça han sido mayores que nunca, aunque apuntan que la independencia aun no parece inmediata y podría traer contrapartidas al club catalán.


(Foto: Flickr/Marcpuig)

CNN estaca que la austeridad le dió al Clásico un nuevo giro. Su texto apunta: «Podría decirse que es partido entre clubes más grande del mundo -aunque muy a menudo rodeado de toneladas de bilis entre jugadores, entrenadores y aficionados-, pero cuando la austeridad aprieta a la economía española, el deseo de independencia catalán se ha hecho cada vez más profundo. El partido contra el Real, un club que durante tanto tiempo ha sido sinónimo de los gobernantes de España y su realeza, proporciona una oportunidad profunda a la causa catalana para expresarse directamente a los poderes de Madrid.»

El Christian Science Monitor resalta que el partido fue una batalla en el campo y fuera de él. Explica: «los rivales futbolísticos españoles Barcelona y Real Madrid empataron en un partido brillante que fue asimismo representantivo de una batalla política: la decisión del gobierno catalán de perseguir la independencia le dio un giro apasionado al partido convirtiéndolo en posiblemente el más intenso y cargado politicamente en décadas. Las encuestas en España han mostrado consistentemente una abrumadora oposición a una desintegración del país. También es poco probable que una mayoría suficiente de catalanes lo apoyara, aunque el nivel de apoyo necesario aún no se ha determinado, la mayoría considera que dos tercios debería ser el umbral.»

The Guardian dice que fue el más políticos de todos los Barça-Madrid. Su crónica asegura: «Dicen que el deporte y la política no deben mezclarse pero el deporte y la política se mezclan, especialmente en lo que respecta al Real Madrid contra Barcelona. Los mitos importan, incluso cuando son mitos, y el simbolismo se filtra a través del deporte. Puede que no haya un partido más político en el planeta y este domingo se presentaba como el partido más político de todos ellos, sin duda desde 1975. Gerard Piqué admitió esta semana, que llegaría a ser visto como un España-Cataluña, aunque no debería. Y esta vez más que nunca. Al final, sin embargo, fue otro partido el que capturó la imaginación: Messi contra Ronaldo. «

La BBC resaltó el aspecto político del partido… pero el palestino. Su reportaje explica: «Los aficionados de Gaza han desafiado una orden de Hamas para no ver el partido entre los gigantes españoles FC Barcelona y Real Madrid. Hamas, que gobierna Gaza, se indignó por que un soldado israelí asistió al match. Sin embargo, miles de palestinos vieron el empate 2-2 en la TV. Y es que el Fútbol Club Barcelona trae sin duda más alegría a los palestinos que cualquier otra institución en el mundo. Y no solo porque son un equipo ganador. Los palestinos tienen una afinidad particular con el club: `Podemos identificarnos con los catalanes y su lucha contra el gran poder de Madrid, igual que nosotros luchamos contra Israel´ dijo un aficionado».

El China Daily explica que a veces un partido es algo mucho más grande. Su crónica señala: «Un mosaico gigante con los colores de la bandera catalana en????el Camp Nou, dejó claro a los jugadores del Real Madrid que El Clásico del domingo era algo más que un partido de fútbol. Representa el choque entre una tradición política feroz del centralismo de Madrid y la derecha de Cataluña. Una de las pancartas entre los 98.000 aficionados decía simplemente: «Libertad para Cataluña». Peticiones de mayores derechos e independencia han sido reclamadas desde la muerte de Franco en 1975, pero recientemente se ha llegado a un punto crítico con la crisis financiera.»

Newsweek advierte que una Cataluña independiente podría robarle su halo al Barça. El artículo dice: «La inmersión en política local es una segunda naturaleza para un club de fútbol que durante gran parte de su historia se ha proyectado como un poderoso símbolo de identidad política y cultural. Su lema, con garra y comercializable «Més que un club» no alude sólo al lugar del Barça en una combativa sociedad catalana orgullosa de su propia cultura, sino también a su capacidad para representar los valores que van más allá de los estrechos intereses partidistas o nacionalistas.

El Barça es hoy una marca global que también cruza los estrechos intereses políticos, culturales, sociales y provinciales. Sus sostenes financieros principales no son catalanes: la Fundación Qatar, Nike, y los derechos de televisión que comparte con el Real Madrid. El FC Barcelona tiene una identidad política, cultural y social inscrita en su ADN. Guardiola, al igual que Rosell, parecen reconocer que es mejor dejar al fútbol al margen de las ambiciones políticas personales. Pero el Barça se enfrenta a una mayor presión del nacionalismo catalán más pesado que corre el riesgo de socavar su universalidad y popularidad global. ¿Se atreverían a dejar de ser más que un club, para ser sólo un club como cualquier otro?»

ACTUALIZACI?N:

La Stampa habla de histórico gol del separatismo. La crónica de Gian Antonio Orighi asegura: «El separatismo de Barcelona ha marcado, anteayer, un histórico gol con su clamorosa petición de ??Independencia? cantada a voz en cuello por los 85.000 forofos reunidos en el Camp Nou para ver el partido Real Madrid-Barcelona, donde ha exhibido un colosal mosaico de colores de la región catalana.»

La Libre Belgique cree que los catalanes mostraron su fuerza durante el derbi. Su artículo recoge: «Los nacionalistas catalanes aprovecharon el ??clásico?? Barça-Real Madrid para abogar por la independencia. Un gran partido disputado en un mar de símbolos. La oleada soberanista catalana se expresó el domingo mediante gritos masivos por la independencia 17 minutos y 14 segundos antes del inicio del encuentro, con la intención de recordar que en 1714 las instituciones catalanes fueron suspendidas al entrar las tropas de Felipe V en Barcelona.»

Tokio Shimbun titula «Un pase a la independencia». Explican que: «Los deseos independentistas catalanes, que cobran fuerza con la crisis de la deuda, se extendieron ayer al fútbol. El clásico Barça-Madrid del día 7, disputado en la capital autonómica de Barcelona, adquirió tintes políticos cuando los aficionados catalanes corearon ??Independencia?. El F.C. Barcelona repartió 98.000 pancartas de colores entre los asistentes en preparación de este gran evento, seguido por 400 millones de personas en todo el mundo. Según una encuesta publicada por el diario ??La Razón?, el 75% de los españoles se sintieron incómodos por la politización del partido.»

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